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Crecer

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

¿Puede crecer la economía de México 4% anual como lo ha ofrecido el virtual presidente electo Andrés Manuel López Obrador?

Yo quiero pensar que sí.

No se trata sólo de un buen deseo, aunque sé que la opinión de muchos especialistas rema fuertemente contra esa visión.

Especialistas de la revista FocusEconomics, citados esta semana por el periodista Víctor Piz, estiman que la economía mexicana se expandirá 2.3% en 2019 (a un nivel similar que en 2018); 2.4% en 2020; 2.5% en 2021, y 2.6% en 2022.

Es decir, no esperan que en los próximos años México salga de un ciclo de lento crecimiento económico en el que está metido desde principios del presente siglo.

De 2001 a la fecha, de acuerdo con datos de Inegi, la economía mexicana se ha expandido a un ritmo promedio anual de dos por ciento. 

Entonces, preguntará usted, en qué se basa el pronóstico de López Obrador y en qué me baso yo para creer que crecer 4% anual sí es posible.

Le confieso que no tengo clara la respuesta a la primera pregunta. Espero que en los días por venir haya datos más específicos por parte del equipo que se hará cargo del país a partir del 1 de diciembre para conocer más sobre la ruta económica que se propone a fin de sacarnos del ciclo de crecimiento lento, lo cual ha impedido incrementar salarios.

Entiendo que su apuesta principal es una expansión de la inversión pública en infraestructura, pero no quiero prejuzgar antes de escuchar explicaciones detalladas.

Mi posición es que México tiene la capacidad de crecer al 4% porque hay estados del país que lo han conseguido en años recientes e incluso lo han sobrepasado. Es decir, no es un pronóstico, sino el reconocimiento de una capacidad. Si unos han podido, no veo por qué otros no.

Los casos son conocidos: Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes y algunos estados más.

La clave, me parece, es entender por qué esos estados han logrado esos altos niveles de crecimiento y otros no.

Si uno toma algunos indicadores, como el ingreso trimestral por familia, se puede trazar una línea desde los límites entre Tamaulipas y Veracruz, en la costa del Golfo de México, hasta los límites entre Michoacán y Colima, en la del océano Pacífico, y –con pocas excepciones– todo lo que esté al norte y al occidente de esa línea es una porción del país que ha crecido muy por encima del resto.

La fórmula que ha seguido ese México más desarrollado no tiene mucha ciencia. Es la misma que han seguido países, como Corea del Sur para conseguir un desarrollo sostenido: vigencia del Estado de derecho, educación, innovación, competencia, crédito, simplificación administrativa, etcétera.

Algunas características que tiene esa región más desarrollada es un porcentaje más bajo de la población económicamente activa en la informalidad: 46.6% contra 75.88 por ciento. También tiene una población con más años de escolaridad.

Tome usted dos grupos de estados que tienen un número similar de habitantes: por un lado, Aguascalientes, Baja California, Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León y Querétaro (22 millones); por otro, Chiapas, Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Veracruz (25 millones).

En el primer grupo, la escolaridad promedio –de acuerdo con Inegi– es de 9.7 años; en el segundo, es de 7.7 años. Es decir, dos años de diferencia.

Veamos ahora cuántas patentes se han registrado en un grupo y otro en años recientes. En 2016, dos mil 620 contra 115; en 2017, dos mil 548 contra 150 (fuente: Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial). Es decir, en materia de innovación también hay una enorme brecha entre norte y sur.

Sin ser especialista y apelando al sentido común, creo que para que México pueda crecer al doble del ritmo con el que ha venido creciendo anualmente en los últimos 17 años tendría que haber una estrategia de desarrollo que vaya cerrando esa brecha.

Esto es, la región más rezagada tendría que comenzar a crecer lo doble de rápido o más que la región más desarrollada. No se le puede pedir a estados como Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro que esperen a que Chiapas, Oaxaca y Guerrero los alcancen. No tendría ningún sentido.

Lo que sí lo tendría sería tratar de aplicar en el sur la fórmula que ha funcionado en el norte. Porque no se trata sólo de alcanzar un crecimiento general de 4% con base en lo que logre el norte, sino de conseguir un desarrollo más parejo en todo el país.

En todo caso, cualquier estrategia no podría revertir lo que sí funciona, como la atracción de inversiones que se ha logrado en zonas como el Bajío, el Occidente y el Norte.

 

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