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Auriga 4: equilibrio atencional

Paola Domínguez Boullosa

Paola Domínguez Boullosa

La coach

 

El único límite para nuestra comprensión
                del mañana serán nuestras dudas del presente.

                Franklin D. Roosevelt

 

La atención es, según la Real Academia de la Lengua Española, la acción de atender. Atender es acoger favorablemente o satisfacer un deseo, ruego o mandato, es esperar o aguardar, es aplicar voluntariamente el entendimiento, es tener en cuenta o consideración, es mirar por alguien o algo, es cuidar.

El equilibrio atencional es la atención plena, sostenida, voluntaria y enfocada en nuestros pensamientos y acciones. Es estar en el aquí y en el ahora, en lo que se está viviendo, evitando distracciones y fugas mentales.

El equilibrio atencional es abrazar la realidad que se vive en todo momento de forma consciente y activa. Mantener este equilibrio es indispensable para vivir, para disfrutar experiencias y aprender de ellas, para prevenir nuestro futuro, para canalizar positivamente nuestras vivencias y, sobre todo, para elegir en cada momento lo que mejor conviene a nuestra vida.

Sin embargo, este equilibrio tan necesario es altamente sensible, es fácil de engañar y escurridizo. Cada vez es más común que la realidad se evada, que la mente se disperse y que la voluntad se escaqueé de este mecanismo imprescindible para la vida, y que sólo depende de uno mismo. Pero sucede que algunos le otorgan a su voluntad ciertas licencias, que les permitan escabullirse de su responsabilidad más grande que es atender a su propia vida, sus responsabilidades y sus necesidades.

Y quien no está en su vida, la pierde, y pierde con ella la paz, la calma y toda posibilidad de evolución. Algunos eligen no estar o porque no soportan su propia realidad o porque se ven superados por ella o bien, porque la desidia y el aburrimiento les invade. Otros, incluso eligen, voluntariamente, de una forma un tanto ilógica e irracional, ciertos vicios o conductas para distraer la atención y perder el sentido, con la excusa de disfrutar y probar nuevas experiencias. Hasta dónde puede llegar la vulnerabilidad de la mente, de la voluntad y del sentido común para asumir la ausencia de la realidad como un placer… pero lo hacen, lo eligen… Se elige voluntariamente asumir que la vida es mucho mejor cuando no se está en ella. Hasta dónde se decide evadir la realidad para ser feliz, aunque sea unos breves instantes o unas horas, según dure el efecto.

No… quien evade su realidad voluntariamente no es un ser arriesgado o valiente, es un ser absolutamente frágil y endeble, e incapaz de socializar consigo mismo, incapaz de generar un vínculo con su propio ser interior, incapaz de pensarse, sentirse, razonarse y automotivarse para la felicidad. La evasión es consecuencia de la incomprensión sobre las dudas, los miedos y las incertidumbres propias.

Por eso hoy le invito mantener su voluntad a raya, a trabajar prioritariamente por mantener la atención activa en su presente, a elegir cuándo puede y debe inspirarse en el divagar y cuándo debe prestar especial atención a su vida y su persona. Porque la agitación y la distracción sólo son muestras claras de la obligatoriedad de seguir trabajando en este equilibrio y mantenerse firme en lo que desea y elige pensar y sentir en todo momento.

Porque es su vida y usted es lo único que esa vida necesita para ser vivida de la mejor manera posible. Como siempre, usted elige.

¡Felices equilibrios, felices vidas!

 

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