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Amor propio IV. Patrimonio sicológico

Paola Domínguez Boullosa

Paola Domínguez Boullosa

La coach

La vida nos ha sido dada, pero no nos ha sido dada hecha.

                José Ortega y Gasset

 

Según el siquiatra Enrique Rojas, una clave más para determinar un buen nivel de amor propio o autoestima es el patrimonio sicológico, el cual, señala, es la aceptación positiva de la propia personalidad (pensamientos, inteligencia, conciencia, lenguajes verbal y no verbal, voluntad, interpretación de la vida y de más…).

Personalidad se define, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, como diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra. Conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas personas. Persona de relieve, que destaca en alguna actividad o ambiente social; inclinación o aversión que se tiene a una persona, con preferencia o exclusión de las demás. […] en materia filosófica se describe como el conjunto de cualidades que constituyen a la persona o sujeto inteligente.

Indudablemente, para mí es el quid de la cuestión para aceptarse y amarse a uno mismo, porque este patrimonio nos constituye como seres auténticos, únicos e irrepetibles. Y, en equilibrio, permite también que nos sintamos orgullosos de quienes somos, de nuestra manera de enfrentar, vivir y disfrutar la vida, y ese orgullo y admiración nos fortalece y nos convence para seguir adelante, pase lo que pase.

El patrimonio sicológico son las capacidades con las que uno mismo cuenta para pensar, reflexionar, interpretar, analizar, comprender, organizar y recordar, al igual que la capacidad de sentir alegría, motivación, entusiasmo, deseo de superación, voluntad y otros aspectos mentales. Es así como se constituye el patrimonio sicológico de una persona, con importancia e impacto en su calidad de vida.

Lo fascinante de la personalidad, además de hacernos insustituibles, es que nos proporciona la capacidad permanente de cambiar, de ser lo mejor que podamos llegar a ser con uno mismo y con los demás, ésta es la mayor área de oportunidad que poseemos los seres humanos. La personalidad nos determina y permite que nos vayamos creando a nosotros mismos, es nuestra obra de arte personal, con la suerte, incluso, de que podemos ir ensayando, modelando, perfeccionando y renovando quiénes somos y quiénes queremos llegar a ser.

Aceptarnos a nosotros mismos en todos nuestros aspectos es una tarea compleja, sin embargo, unas áreas pueden reforzar a otras y permitirnos alcanzar ese objetivo tan necesario para la felicidad y la satisfacción de uno mismo. Por eso, la personalidad resulta fascinante, porque es, quizá, el área más creativa que tenemos para adaptarnos, aceptarnos, amarnos y gozar de la diferencia y la unicidad de quienes somos.

Por eso hoy le invito a tomarse un tiempo y analizar cuidadosamente su personalidad. Permítase ver en ella todos los aspectos que le han permitido avanzar y los que, de alguna u otra forma, le han detenido, porque es muy probable que su área más positiva pueda regenerar aquellos aspectos que necesitan mejorar.

Créame, el amor y la aceptación de uno mismo empieza por ahí, en si nos sentimos orgullosos de la persona que somos o no, y quizá existan detractores al respecto, pero es difícil comprender que podamos llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos si no creemos en nuestras propias capacidades y carecemos de seguridad personal y eso… mi querido lector, está ahí en quien es usted, en su personalidad, en lo que irradia, en lo que es capaz de dar y hacer por sí mismo y por los demás. Como siempre, usted elige.

¡Felices personalidades, felices vidas!

 

 

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