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Amor propio III. Su físico

Paola Domínguez Boullosa

Paola Domínguez Boullosa

La coach

Una es más auténtica mientras más
                se parece a lo que soñó de sí misma.*

 

Podemos seguir mirándonos al espejo una y mil veces y seguir resaltando nuestros puntos más débiles, podemos seguir pensando y sintiendo que no somos perfectos y que la imagen física que tenemos de nosotros mismos no se adecua a los estándares que las redes sociales, la publicidad,  la industria de la moda y la  belleza en general marcan como pautas. Podemos seguir sometiéndonos a dietas insensatas, a rutinas asesinas, a regímenes inhumanos e insanos, podemos seguir pasando hambre o llenando nuestros vacíos  con atracones. Podemos seguir creyendo lo que en alguna  ocasión alguien dijo de nuestro físico… podemos seguir descalificándonos todos los días por no ser ese ideal que nos planteamos o nos plantean a cada instante y del que nuestra mente se ha hecho tantas veces rehén y esclava.

O podemos, también, empezar a aceptar la maravilla que somos, la perfecta ingeniería de nuestro cuerpo, la capacidad asombrosa de movimiento, de funcionalidad bioquímica; la adaptación natural de nuestro organismo, la recuperación, el fenómeno de la concepción de una vida, el nacimiento. Podemos pretender que todas esas maravillas son y existen por derecho. Podemos poner en valor la salud y el bienestar.

La aceptación del aspecto morfológico y las características fisiológicas son otra de las claves que debemos valorar positivamente para tener un amor propio saludable, según el siquiatra Enrique Rojas.

Podemos elegir ser libres o ser esclavos de nosotros mismos, ser rehenes de nuestros defectos o libertadores de nuestras virtudes. Uno elige cómo quiere vivir y con base a qué ley se gobierna. Uno es libre de creer en lo que le han hecho creer que debe ser o elegir quién quiere ser y cómo desea vivir.

Durante años se nos han impuesto estándares de belleza poco naturales, la tecnología, incluso, ha tenido a bien ingeniárselas para crear programas que nos permitan lucir diferentes y mostrarnos una imagen física de nosotros mismos y de nuestro estilo de vida que no somos. Algunos se han dejado llevar por este juego macabro de filtros, de luces, de dimensiones, de colores… y algunos hasta han llegado a creerse que son personajes en esas historias tan idílicas.

En mi opinión, todo es una elección voluntaria, pero siempre alabare la naturalidad, la simplicidad, la originalidad, la autenticidad y, por supuesto, la aceptación de uno mismo, porque es verdad que con disciplina podemos mejorar ampliamente parte de nuestro físico, pero de ese físico la prioridad nunca será la belleza, sino la funcionalidad, la salud, el bienestar, la capacidad de pensar, de sentir, de razonar y, sobre todo, de vivir libre y feliz.

Y como es una cuestión de elegir, hoy le invito a mirar un poco más allá de la fantasía y abrazar su realidad, la realidad de su ser de la maravilla de su cuerpo y de la perfección que encierra cada una de sus imperfecciones. Créame, nadie ve esos defectos que usted se ve y si los ve que los vea, usted y su vida tienen mucho más que aportar al mundo que una cara o un cuerpo bonito. Sólo hace falta que usted elija aceptar y amar esas diferencias y se enfoque en la funcionalidad de su organismo. Haga todo lo que esté en sus manos para ser esa persona que desea ser, pero por ningún motivo ponga su vida en riesgo, la obsesión nunca será recomendable.

Mejor miré a su alrededor y busque nuevas y mejores alternativas a los parámetros irracionales que le presentan, ahí tiene usted este movimiento internacional de body positive dónde se prioriza la naturalidad de la belleza a partir de la diferencia de cada uno. La próxima vez que elija criticar alguna parte de su cuerpo, piense que ese cuerpo le permite sentir, abrazar, besar, bailar, aplaudir, correr, disfrutar, amar, trabajar y  lograr ser todo aquello que usted soñó y sueña  de sí mismo. Como siempre, usted elige.

¡Felices aceptaciones, felices vidas!

 

                *La Agrado, un personaje de Almodóvar en el film Todo sobre mi madre.

 

 

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