Pablo Carrillo

Pablo Carrillo
La neurona

¿Casualidad?

13 de Agosto de 2019

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Evidentemente, no se puede pensar que la consecución de una presea panamericana sea cuestión de meses ni de pocos años. Se trata de trabajos de años, de miles de horas de ensayar, una y otra vez, ante la mirada estricta de los buenos entrenadores, para lograr a los medallistas, y no sólo los que logran el honor de regresar de unos juegos continentales con una presea, sino a los que, con gran dignidad, han representado al deporte de nuestro país en Lima, Perú.

Vaya, para explicarme mejor, lo que haya sucedido de diciembre del año pasado hasta estos días sólo pudo reforzar los principios y fundamentos que llevaron a los nuestros a regresar triunfadores, a pesar de todos los pesares.

De que también se hacen bien las cosas, no hay la menor duda. En particular, debo reconocer el gran trabajo que se ha hecho en algunas federaciones que han brillado intensamente, desafortunadamente, las menos. Las olimpiadas nacionales, donde se detectan los talentos infantiles y juveniles, han contribuido en gran medida al asunto. Algunos estados del país, como Jalisco, Nuevo León, Baja California, y algunos otros, han aceitado la maquinaria deportiva con recursos y brillantes gestiones para cosechar una importante cantidad de medallas, que ronda más del 60%, en el caso panamericano.

No se puede dejar de lado la participación de algunas empresas de la iniciativa privada que han apoyado decididamente a los atletas y sus proyectos, como el caso reciente, apenas del fin de semana, en el que varios importantes grupos empresariales del país subastaron la casa del tristemente chino y que, a la postre, se quedará en posesión de una fundación del empresario regiomontano Carlos Bremer y sus socios, que se han distinguido por apoyar a deportistas, en lo particular, y al deporte nacional, en lo general, con un altruismo y sentido patriótico de gran categoría.

No se logran 37 medallas áureas, 36 de plata y 63 de bronce por obra y gracia de la casualidad. Se trata de una intensa y callada labor de miles de deportistas que, con base en su talento y determinación, han sido adecuadamente entrenados para dar tan gran resultado.

La pregunta obligada es si los apoyos, en mayor medida por parte de las autoridades federales y estatales, será una realidad, más allá de la generosa aportación de Bremer y sus socios, se necesita una real política de Estado en la búsqueda de esquemas que permitan generar mayor cantidad de recursos desde el propio gobierno, así como esquemas de estímulos fiscales que logren reunir los imprescindibles recursos que requiere nuestro deporte para seguir generando tantas alegrías, como las pasadas dos semanas. Ojalá…

 

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