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Retos, reciprocidad y respeto

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Alejandro Armenta

En días recientes ha habido una serie de comentarios respecto al papel que tendrá México y el gobierno que encabeza nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, respecto del virtual triunfo del candidato demócrata, Joe Biden, y la prudencia que ha tenido para no involucrarse en temas de política interior de Estados Unidos.

 

En este asunto conviven, al menos, dos visiones, una muy limitada, que pronostica efectos negativos en la relación, una suerte de venganza que pase por encima de la relación, y otra que entiende el trato digno que da y demanda México para integrar una agenda común que concentre lo sustantivo de los temas binacionales.

El coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, ha perfilado cuatro temas que tradicionalmente ocupan a los gobiernos demócratas en su relación con México: energía, narcotráfico, migración y libre comercio. Es previsible —agrega— que la pandemia sume ahora un quinto elemento, la salud pública.

La justa medida del presidente Andrés Manuel López Obrador en su conducción de la política exterior con la aplicación de los preceptos constitucionales y de la Doctrina Estrada han sido claramente explicados por él mismo, en sus participaciones en las conferencias de prensa de las mañanas.

La pedagogía política que emplea hace sentido a la gente que identifica los argumentos como parte de lo más preciado de nuestra historia, al contrario de la estridencia de la oposición, que busca y busca, sin éxito, desacreditar cada acción del mandatario.

El centro del tema es el respeto de México a un proceso interno de Estados Unidos que ha resultado disputado y que ha implicado un reclamado formal. México es congruente con su actuación y su historia, y abre espacio para evitar intervención. Saludo ese planteamiento.

Desde el ámbito legislativo, el Senado tiene la obligación de aportar al fortalecimiento de nuestra política exterior. México debe definir una agenda propia con el gobierno demócrata de Joe Biden, con base en nuestros intereses nacionales, sin condiciones regresivas.

Entre los nuevos esquemas de negociación menciono los siguientes, las reglas de regulación de inversión extranjera o la política en materia migratoria para promover los derechos de nuestros connacionales, así como actualizar, con mecanismos de cumplimiento y observancia más eficaces, los acuerdos paralelos en materia ambiental y laboral, y el relativo al Banco de Desarrollo de América del Norte.

Corresponde impulsar una política económica y la política comercial que fortalezca el mercado interno y promover la diversificación de nuestras exportaciones.

Un nuevo gobierno en nuestro vecino país del norte abre una ventana de oportunidad para impulsar una relación comercial multilateral y de regionalismo abierto, con más retos y posibilidades para reformular la dinámica de inserción de México en la economía internacional.

Por otra parte, los derechos de nuestros connacionales, documentados e indocumentados, que se presentan con mejores expectativas, tienen que ser impulsados en congruencia con los principios constitucionales de política exterior, en cuanto a empleos, remesas, integridad, seguridad y respeto.

 

Negociar con propuestas, iniciativa y visión es lo que se requiere. Con conciencia de que México es una potencia media con una base económica, territorial, demográfica y de recursos que le permite negociar con una política propositiva. Lo que viene es reformular la acción diplomática multilateral para reequilibrar la relación bilateral y reconstruir lazos con los países de América Latina y el Caribe.

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