Recuperación de la economía mexicana

Opinión del experto nacional
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Por Fadlala Akabani

Durante 2019, las previsiones económicas no eran promisorias respecto a la economía mundial, algunas incluso planteaban la posibilidad de que el mundo entrase en un periodo de recesión.

Para el caso latinoamericano, las proyecciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional pronosticaban un crecimiento del PIB inferior al 2% para el 2020, es decir, antes de que la pandemia hiciera aparición en el escenario geoeconómico mundial.

Con las medidas indicadas por la OMS, acatadas casi por todos los países del orbe, la producción industrial y su flujo normal de transporte e intercambio de mercancías a nivel global fue trastocado con el cierre de fronteras y con el confinamiento fue imposible realizar el intercambio de bienes o servicios no esenciales de manera presencial.

Una economía global que ya daba visos de fragilidad desde el año anterior terminó por perder el guion apenas el coronavirus fue clasificado como pandemia a nivel mundial el 11 de marzo.

Ante el escenario de incertidumbre frente a una nueva normalidad que no termina por reabrir importantes sectores como el turismo ni normalizar importaciones y exportaciones, la perspectiva económica para América Latina es aún más desoladora; de acuerdo con la Comisión Económica de las Naciones Unidas, nuestra región puede sufrir la recesión económica más grave en toda su historia.

Con estimaciones que ubican la caída del Producto Interno Bruto por encima del 5% (fenómeno que no ha ocurrido desde la Gran Depresión) y la desaceleración de las dos grandes economías mundiales, China y Estados Unidos, que son los principales socios comerciales al sur y norte del continente, se manifiesta la escaza confianza para la atracción de nuevos capitales y hacen pensar que la recuperación será una cuesta muy empinada.

A pesar de la crítica inicial del FMI y la prensa internacional respecto al manejo económico de la pandemia en México, una vez más el tiempo ha vuelto a poner las cosas en su lugar, dando una vez más la razón al presidente López Obrador; al demostrar que una política de austeridad en el uso de los recursos públicos no es sólo popular a nivel político, sino efectiva como medio de financiamiento y respuesta ante crisis sin recurrir a las clásicas y poco creativas fórmulas neoliberales de tomar deuda y, con ello, ceder cada vez espacio en la instrumentación de la política económica.

El cierre del año permite analizar con mejor perspectiva las consecuencias económicas del coronavirus, al momento, podemos decir que existen datos claros para hablar de una mejoría en el desempeño global de la economía, así como de condiciones específicas en el caso mexicano, ventajas coyunturales que, sumadas a las características de un proceso de cambio de régimen como la Cuarta Transformación, están aumentando el peso internacional de nuestro país.

Según el comunicado de prensa con la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto del Inegi, en el tercer trimestre hubo un “rebote” en el desempeño económico nacional que impactó positivamente el PIB, que en términos reales creció un 12%, tras el dramático descenso de 17.1% que registró el segundo trimestre.

No se trata simplemente, como de manera necia reclama la oposición, de la repetición acrítica de que todo va bien con la 4T; el reconocimiento a la solvencia del gobierno de México para proveer gobernabilidad y estabilidad social y política al país que detenta la décima economía más dinámica del mundo es un hecho; el jefe ejecutivo de BlackRock (mayor gestora de fondos a nivel global), Larry Fink, calificó la semana pasada a México como un destino atractivo para la inversión, dada la proximidad física y la relación comercial con Estados Unidos y Canadá, así como la calidad de la manufactura.

A pesar de lo impopular que resulta para la opinión publicada, la estrategia de soberanía energética con base en el rescate de Pemex y de la CFE, ésta también muestra datos alentadores; las ventas y resultados netos de la petrolera estatal tuvieron el mismo efecto de rebote que el PIB al cierre del tercer trimestre, a su vez, el reporte financiero de la CFE registró un incremento de las utilidades netas alrededor de 8 veces lo registrado en 2019.

De agosto a la fecha han sido recuperados más de 400 mil empleos. La estrategia soberana y popular de López Obrador ha funcionado, apoyar a los más necesitados, no aumentar impuestos y no endeudarse va mucho más allá de la política subsidiaria, representa la concreción del anhelo popular por forjar una nueva construcción económica.

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