Logo de Excélsior                                                        

La crisis mundial del agua

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

 

 

Por Ramón Aguirre Díaz

 

“Abrimos el grifo y obtenemos agua limpia, tanta como queramos, en el momento en que la queramos. Es fácil olvidar que la búsqueda del agua ha sido uno de los mayores retos de la humanidad. Las civilizaciones que la aprovecharon prosperaron; las que no, perecieron”. Así es como empieza el episodio de Netflix titulado La crisis mundial del agua, como parte de la serie En pocas palabras.

Este reportaje no dice algo que no sepamos o que no hayamos escuchado en alguna ocasión, de hecho, muchos de sus comentarios se han plasmado en esta columna, pero tiene la cualidad de exponer clara y contundentemente, en tan sólo 18 minutos, una problemática que debería preocuparnos y ocuparnos.

Aborda temas interesantes, como lo es el valor del agua en sus dos facetas: como el elemento básico para la vida (que no puede compararse con ningún otro recurso natural y que es insustituible por el simple hecho de que sin agua morimos) y  que el no ponerle un valor económico al agua ha provocado que el desperdicio y su uso irracional haya permeado en buena parte del mundo.

Uno de los problemas es que la agricultura, el sector que más agua ocupa, pero no paga por ella, cultive en todo el mundo productos que más agua requieren en regiones secas y áridas. La cuestión no es sólo su alto consumo, sino que, además, un 95% de las superficies de riego en el planeta lo hacen por el método más ineficiente: el de inundación de parcelas.

Sobre el uso indirecto del agua, muchos de nosotros no somos conscientes de lo que es la huella hídrica de los productos que consumimos, la cual es un indicador medioambiental que define el volumen total de agua dulce utilizado para producir los bienes y servicios. Así, es conveniente saber que se requieren 5,060 litros de agua para producir un kilo de queso, 1,608 litros para un kilo de pan, 74 litros para un tarro de cerveza, 130 litros para producir una taza café, 160 litros para un solo plátano, 15,000 litros para un kilo de carne, 1,650 litros para una hamburguesa…

También se aborda el caso de Ciudad del Cabo, donde se tuvo la amenaza de llegar a su “día cero” y cuatro millones de personas se hubiesen quedado sin agua, de no ser por las providenciales lluvias que se presentaron a última hora. No obstante, en el reportaje se destacan los casos de Sao Paulo, Melbourne, Yakarta, Londres, Beijing, Estambul, Tokio, Barcelona y, por supuesto, el Valle de México, que también podrían sufrir su día cero de no tomarse medidas oportunas.

Se mencionan, además, algunos casos donde la lucha por el agua a llegado a situaciones extremas, como es el de la cervecera Constellation Brands, que pretendió instalarse en Mexicali; el conflicto en Darfur, Sudán, que desde 2003 ha generado miles de muertes, y la guerra civil en Siria, provocada en gran parte por una grave sequía en 2006.

Por otro lado, en el episodio se destaca el hecho de que muchas ciudades se han venido abasteciendo de aguas subterráneas, agotando reservas que tardaron miles de años en generarse y que requerirán, por lo tanto, miles de años en recuperarse. Al igual se comenta cómo se han venido multiplicando los casos de desalación de agua de mar como una solución necesaria, pero de altos costos, por la cantidad de energía que se requiere para ello.

El reportaje hace reflexionar al plantear una gran incongruencia: menospreciamos el agua porque tiene un valor francamente incalculable. Al mismo tiempo, expone que existe un reto, de enorme importancia, que aún no hemos podido resolver: ¿cómo darle valor a un recurso invaluable?

 

Comparte en Redes Sociales