Logo de Excélsior                                                        

La ciudadanía, de nervios

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Fernando Islas

Lo que faltaba. El jueves, pasajeros de la Línea 1 del Metrobús se agarraron a golpes contra un grupo de manifestantes que bloqueaba el carril donde circula aquél, en Insurgentes sur, a la altura de la estación Altavista. Los usuarios fueron bajados de las unidades de transporte y encararon a los integrantes del mitin, trabajadores de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) que exigían la devolución de sus ahorros, y de las palabras llegaron a las manos. Por fortuna, la situación no pasó a mayores.

Hace varios lustros que las manifestaciones son el pan de cada día de la ciudad más grande del mundo. Las hay de todas. Las chicas, en las que un grupo de 20 o 30 pelados es suficiente para poner a la ciudadanía de nervios. Y las grandes, ¿quién no recuerda la “asamblea permanente” que paralizó Paseo de la Reforma en 2006? Funcionarios de los actuales gobiernos federal y de la CDMX participaron en ella, una de tantas en su larga experiencia en la oposición.

Típicamente, los automovilistas son los principales afectados por las manifestaciones, así que llama la atención que ciudadanos de a pie que van en Metrobús se hayan desahogado de la manera en que lo hicieron, situación que acaso no sorprenda, pero que quizás sea una señal de alarma.

Días antes de que oficialmente iniciaran las campañas electorales de 2012, quien esto escribe asistió a una reunión de empresarios impresores con el entonces candidato por el PRD a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, en la que le cuestionaron si tenía alguna propuesta para poner en regla las manifestaciones que desquician cotidianamente la ciudad, a lo que Mancera respondió que “desde mi particular punto de vista”, e hizo énfasis en ello, “manifestarse es un derecho constitucional”.

Llevamos mucho tiempo con la misma tónica. Nadie cuestiona las demandas de los manifestantes. Todo gobierno está obligado a atenderlas. En el año 2000, en su calidad de candidato a la Presidencia de la República por el PARM, Porfirio Muñoz Ledo señaló que el principal problema de este país es la impunidad. Y la situación continúa así, de ahí que las manifestaciones son o intentan ser una medida de presión, pero el asunto no ha sido debidamente abordado por las autoridades en turno, sin importar el color que lleve su partido político, amparadas en el derecho constitucional que las asiste, según el citado Mancera, y temerosas de lo que se ha denominado el “fantasma del 68”.

Pero los tiempos cambian, como coherentemente apuntó Luis González de Alba en una de sus últimas colaboraciones a propósito de los siguientes 2 de octubre a conmemorar: “Habrá una manifestación de chavos que no saben qué es lo que ‘no se olvida’ porque ya lo olvidaron o nunca lo han sabido. Habrá hordas de vándalos robando, quemando, golpeando” (en Podemos adivinar el futuro..., Milenio 2-10-2016: https://www.milenio.com/opinion/luis-gonzalez-de-alba/se-descubrio-que/p...). La reciente marcha del 2 de octubre dejó evidencia de ello. Hubo violencia, destrozos a comercios y el “cinturón de paz”, formado por personal del gobierno capitalino, le costó el puesto a Jesús Orta en la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

El caso es que no hay asomo de mejoría para que el resto de la ciudadanía circule libremente, y sin riesgo de ser agredida, aunque sea en el Metrobús. El lunes, usted quizás lo padeció, miles de taxistas colapsaron la CDMX, cerraron vialidades, impidieron que la gente llegara a sus centros de trabajo e hicieron que perdieran sus vuelos o sus consultas médicas. Sabemos que cada 2 de octubre hay que evitar el Centro Histórico y sus alrededores, lo que no sabemos es qué cierre nos aguarda mañana. Tomemos como ejemplo los paseos ciclistas, que han modificado nuestro quehacer los fines de semana, a lo que se planea agregar un paseo con mascotas, anunció Claudia Sheinbaum: “… la idea es poder hacer una vez al mes o una vez cada dos meses un paseo en la ciudad, así como cerramos Reforma para los domingos hacer un paseo en bicicleta, poder cerrar alguna de las vialidades de la ciudad y poder hacer un paseo con nuestras mascotas, de tal manera que se convierta en un espacio de educación, de fortalecimiento de valores en nuestra sociedad”. (La Prensa, 7-10-2019) Esto se pone cada vez mejor. 

Comparte en Redes Sociales