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Ideas de la salud

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Azul Etcheverry
Analista

 

Termina 2020, uno de los años más complejos de la historia reciente de México y el mundo. La aparición del nuevo coronavirus vino a cambiar, de una u otra forma, las estructuras sociales, laborales, económicas y políticas que durante años habíamos ido derivando en esta sociedad compleja e interconectada que tenemos hoy día. Nos hizo entender que el importante sustento de todos los esquemas empieza por el cuidado de la salud, la cual no ha sido prioridad en México y como consecuencia el paso del covid-19 nos ha hecho ver las carencias que tenemos en ese rubro y los estragos que esto genera en el resto de nuestras actividades.

Antes de la pandemia, el sistema nacional de salud venía arrastrando severos problemas en lo que respecta a infraestructura e inversión en medicamentos e insumos para la salud. De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, México invierte el 2.5% de su PIB en el sector salud, mientras que los países que mejores posibilidades tienen de enfrentar la pandemia invierten, en promedio, el seis por ciento.

En lo que respecta a la cobertura del conjunto básico de servicios de salud, México se encuentra en la posición más baja de la OCDE, con 89.3%.

Es en buena parte gracias a este rezago institucional, aunado a una mala estrategia gubernamental y a la “infodemia” a la que como población estamos expuesta, que han conseguido que este nuevo coronavirus se haya convertido, en menos de un año, en uno de los mayores problemas de salud pública en México. Por ello, me parece muy representativo que, a pesar de estar atravesando una de las peores crisis sanitarias, sea nuestro Presidente uno de los líderes mundiales con mayor aprobación social, de acuerdo con la casa Morning Consult, que lo coloca sólo por detrás del primer ministro Narendra Modi, de la India.

Esto no deja de ser significativo en el sentido de que AMLO se convirtió, desde su llegada a la presidencia, en uno de los símbolos de la identidad nacional, lo cual le ha resultado benéfico para la implementación de políticas públicas basadas en su ideario político. El problema surge cuando ya no sólo se trata de ideas políticas, sino que también se involucran aspectos científicos y técnicos, como lo exigen las ciencias médicas y el cuidado de la salud.

El criterio científico debe ponderar por sobre intereses personales, partidistas o económicos, a pesar de que en nuestro país este último factor se prioriza, a pesar de que más de la mitad de la población vive “al día” o en la informalidad. Sin embargo, desde la llegada del virus a México la política se interpuso a la ciencia y los mensajes contradictorios e incluso erróneos que surgen desde Palacio Nacional llegan a una población que está muriendo o al límite en sus finanzas y paciencia.

Pareciera que este nuevo año traerá consigo una serie de vacunas que comienza a presentarse alrededor del mundo más como un bálsamo que como una solución permanente a esta pandemia. Si bien este esfuerzo inicial ayudará a millones en las regiones más desarrolladas del mundo, aún es incierto lo que sucederá en los países subdesarrollados como el nuestro, en donde la capacidad logística e infraestructura gubernamental insuficientes deberán atender la urgencia de una población adulta de más de 90 millones.

Penosamente, tuvo que ser a partir de un evento de proporciones catastróficas que nos dimos cuenta de la importancia del cuidado de la salud y el impacto que tiene en todos los aspectos de la vida. Más importante aún es que las autoridades reconozcan las grandes deficiencias que tiene el sector y tome las medidas para revertir la situación.

A usted, estimado lector, le deseo salud, plenitud y bonanza en este año que inicia lleno de retos y oportunidades para todos.

 

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