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El control de daños

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por José Yuste

El control de daños no iba a ser fácil. López Obrador, lo primero que hizo, fue decir que se les pagaría a los contratistas e inversionistas de Texcoco, que “no habría crisis financiera”. Sin embargo, echar abajo un proyecto financiado al 70% por el sector privado, con instrumentos  crediticios novedosos como bonos verdes y Fibra E, iba a ser difícil de explicar a los mercados, a los mismos que el Presidente electo ya les había dicho que no mandaban. Y los mercados, como era de esperarse, respondieron: mandaron al peso contra las cuerdas. Ayer en ventanillas cerró en 20.60 por dólar.

ENTRE SERENIDAD Y PACIENCIA Y CRÍTICOS ANÁLISIS FINANCIEROS

El entorno de por sí era complicado. A un contexto mundial de fortalecimiento del dólar que afectó a todas las monedas emergentes, le sumaron la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México. Fue una presión adicional sobre el peso y la Bolsa. López Obrador y su equipo debían moverse rápido, empezar cuanto antes el control de daños por la cancelación de Texcoco.

La decisión se dio a conocer el lunes. El martes, López Obrador pidió serenidad y paciencia (como diría Kalimán a Solín, su joven aprendiz). Pero los análisis financieros no respondieron a los dichos del Presidente electo, sino a las señales de proyectos viables y márgenes financieros. Citibanamex después de mencionar que cancelar Texcoco sería el error de octubre, ahora decía en su análisis que elegir Santa Lucía era una derrota para el sentido común. BBVA Bancomer no se quedó atrás, y en voz de Eduardo Osuna, su director general, dijo: “Cancelar un proyecto que tiene un nivel de avance como el que tiene el NAIM de Texcoco, con viabilidad de largo plazo, con inversionistas internacionales, donde se hicieron proyectos de licitación, y se cancela por algo que aún no sabemos qué va a hacer exactamente, es una mala decisión”.

Y, para terminar la jornada del martes vendría el remate. La agencia calificadora mexicana HR Ratings ponía, por primera vez en años, a la deuda soberana de México en perspectiva negativa, es decir para una revisión a la baja.

HR RATINGS, PERO COMISIÓN DE ROMO, URZÚA Y JIMÉNEZ ESPRIÚ

Vinieron las críticas de los cercanos a AMLO en contra a HR Ratings, por ser una agencia nacional y no tener la fuerza de los Moody’s y, los Standard & Poor’s. Pero desde luego que el equipo de López Obrador empezó a actuar.

Ese mismo martes ya se había dado a conocer la comisión encargada de indemnizar a los contratistas e inversionistas de Texcoco. La Comisión estaba encabezada por Alfonso Romo, quien ha sido el gran engarce con el sector privado y ahora que será jefe de la Oficina de la Presidencia, señalaba que la luna de miel con el empresariado no se había terminado, a pesar del descontento mostrado por el pleno del Consejo Coordinador Empresarial, presidido por Juan Pablo Castañón.

La comisión para indemnizar por Texcoco, también estaría formada por Javier Jiménez Espriú, el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, quien desde el principio apoyó la idea de Santa Lucía, y de Carlos Urzúa, el próximo secretario de Hacienda, quien ha sido sumamente cauto, sobre todo para hablar con medios.

Pero la comisión de Romo, Jiménez Espriú y Urzúa, no bastó. Tuvo que venir una medida adicional: el primer comunicado del próximo secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, donde textualmente se ponían que el Presupuesto 2019 sí traería partidas para pagar las indemnizaciones de Texcoco y comenzar Santa Lucía. Y aun así, la señal seguía siendo de finanzas públicas sanas al proyectar un superávit primario de 0.8% del PIB (sólo para comparar, Peña Nieto terminará su gestión con un superávit primario de 0.7% del PIB).

FITCH RATINGS, Y REUNIÓN AMLO-ICA-HERMES

Con todo y la señal de superávit primario, de mantener finanzas sanas, el miércoles temprano siguieron las presiones sobre el peso mexicano, que es la moneda de economías emergentes más operada en todo el mundo.

Es cierto que había una ola especulativa contra monedas emergentes, pero México traía sus propios factores de incertidumbre. Y regresó la pesadilla de las calificadoras. Ahora no era una mexicana, sino Fitch Ratings, una agencia calificadora estadunidense, que igual que la mexicana ponía en perspectiva negativa la calificación de la deuda soberana de México.

Entonces, el miércoles, vino la primera reunión entre López Obrador y un par de constructoras, el Grupo Hermes, dirigido por Alberto Pérez Jácome, e ICA, encabezada por Guadalupe Phillips. Ambos, Pérez Jácome y Philips, salieron convencidos de que sí se les va a pagar la indemnización, pero también podrán participar en las próximas obras públicas. Habrá mesas de trabajo.

El compromiso del próximo gobierno es de actuar conforme al Estado de derecho. Y el compromiso de las constructoras es de no meterse a amparos contra el próximo gobierno, sino más bien obtener un proceso ordenado de terminación de los contratos de Texcoco. Hasta ahí va el control de daños, donde sin duda López Obrador y su equipo se están moviendo rápido: mandan señales, conforman comisión de indemnizaciones, hay reuniones con constructores. Sin embargo, los mercados y empresarios siguen sin estar convencidos de la decisión.

 

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