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A Putin le encanta que Francia y Alemania discutan

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Joschka Fischer

BERLÍN. La relación francogermana siempre ha sido complicada y nunca ha estado libre de conflictos y tensiones. La cooperación entre estos dos países es clave para la Unión Europea, pero nunca han terminado de superar sus diferencias actuales e históricas.

Una de las razones es que Francia y Alemania tienen un grado de fortaleza similar, pero en dimensiones diferentes. Durante las últimas siete décadas, Alemania fue poderosa en lo económico, pero insegura en lo diplomático. Francia, en cambio, hizo alarde de su fortaleza militar y cultural, y de una tradición ininterrumpida como potencia europea.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania era una potencia fallida con reputación de iniciar desastres europeos. Los alemanes tuvieron a Hitler, que los condujo a un abismo y les dejó un legado duradero de vergüenza, mientras que los franceses tuvieron a Charles de Gaulle, salvador de la nación en su hora más oscura.

Europa consiguió establecer un nuevo esquema de seguridad, con la ayuda decisiva de Estados Unidos, comenzando por la fundación de la OTAN en 1949, seguida por la formación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero en 1951. De allí se pasó a la creación, en 1957, de la Comunidad Económica Europea y luego a la reunificación alemana en 1990. El entonces canciller alemán, Helmut Kohl, y el presidente francés, François Mitterrand, tuvieron un importante papel en la redacción del Tratado de Maastricht, que, con su entrada en vigor en 1993, fue el inicio formal de la UE.

Hoy, Alemania y Francia siguen siendo los dos países más grandes y poderosos de la UE, tanto en términos de población como por el tamaño de sus economías. Francia también es una potencia nuclear y miembro permanente (con poder de veto) del Consejo de Seguridad de la ONU. Cuando Francia y Alemania van en la misma dirección, en general logran que el resto de Europa las acompañe.

Esa unidad se ha vuelto más importante que nunca desde que el presidente Vladimir Putin lanzó su guerra no provocada de agresión contra Ucrania. Si a esto se le suma la posibilidad de que el expresidente de EU Donald Trump regrese a la Casa Blanca, el imperativo de reforzar las defensas europeas se vuelve todavía más urgente.

Para ello, una de las prioridades más inmediatas es preservar la independencia y soberanía de Ucrania, algo que debe ser objetivo central de Francia y de Alemania. Pero, en vez de eso, ambos gobiernos han dado, en los últimos tiempos, muestras públicas de divergencia.

Hace unas semanas, el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que no descartaba el envío de tropas a Ucrania, lo que motivó una reprimenda directa del canciller alemán, Olaf Scholz. Ahora ambos líderes, junto con el primer ministro polaco, Donald Tusk, están haciendo malabares para volver a presentar un frente unido. Seguramente, el daño autoinfligido hace las delicias de Putin.

Lo último que necesita Europa es ponerse a discutir quién es el más bonito, el más fuerte o el que más manda. Tenemos ante nosotros una guerra de conquista que ya ingresó a su tercer año. Rusia quiere borrar a su vecino del mapa. Lo que está en juego no es sólo la libertad de Ucrania, sino también la totalidad del continente europeo.

Francia y Alemania tienen que establecer nuevas reglas básicas. Cualquier disputa entre ellos tiene que resolverse a puertas cerradas y nadie debe emitir declaraciones públicas sin acuerdo previo. Que los principales líderes de la UE se contradigan es música para los oídos de Putin.

Vivimos en tiempos extraños. Si Putin se sale con la suya en esta guerra, es seguro que continuará hacia el oeste. Y Europa podría tener la mala suerte de desayunarse en noviembre con la noticia de otra presidencia inminente de Trump. Estaríamos atrapados entre una Rusia imperial belicista y un EU aislacionista. Y si en ese momento Francia y Alemania se siguen peleando, una situación que ya es peligrosa podría tornarse mucho peor.

Traducción: Esteban Flamini

Copyright: Project Syndicate, 2024.

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