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Triunfos de la mujer mexicana

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Luis Maldonado Venegas*

 

El domingo 3 de julio de 1955 fue histórico para la vida política y democrática de México: por vez primera, las mujeres mexicanas votaron en elecciones federales.

Al día siguiente, lunes 4, la primera plana de Excélsior exhibió esta cabeza: Dio nueva vida a las urnas la presencia de las mujeres.

Se trató, precisó el presidente Adolfo Ruiz Cortines, de “una jornada cívica histórica”.

El triunfo feminista fue largamente anhelado. Baste recordar que en diciembre de 1916, instalado ya en Querétaro el Congreso Constituyente, que concluiría sus funciones el 31 de enero siguiente, Hermila Galindo, secretaria particular del entonces encargado del Poder Ejecutivo Federal, don Venustiano Carranza, argumentó en una carta dirigida a los legisladores:

“Es de estricta justicia que la mujer tenga el voto en las elecciones de las autoridades, porque si ella tiene obligaciones con el grupo social, razonable es que no carezca de derechos. Las leyes se aplican por igual a hombres y mujeres.”

La batalla de las mujeres por la conquista del derecho a votar recorría entonces, y desde mucho antes, todo el mundo. No podía ser menos.

En el México del siglo XVII tuvimos a Sor Juana Inés de la Cruz (“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón…”). Y más de 100 años después, entre 1884 y 1887, se publicó, por primera vez, Violetas del Anáhuac, revista fundada y dirigida por Laureana Wright González y escrita sólo por mujeres. En sus páginas apareció una demanda: el derecho al sufragio femenino.

En 1910, el club femenil Las Hijas de Cuauhtémoc apoyó la causa de Francisco I. Madero. En 1916 tuvo lugar un primer Congreso Feminista. En mayo de 1923, la Sección Mexicana de la Liga Panamericana de Mujeres reunió en la Ciudad de México a 100 delegadas en el Primer Congreso Nacional Feminista. Animado por el éxito de este congreso, en julio de ese año, el gobernador de San Luis Potosí, Aurelio Manrique, decretó el derecho a votar y a ser votadas en elecciones municipales a las mujeres potosinas.

En 1937, el presidente Lázaro Cárdenas promovió una reforma al artículo 34 constitucional (aprobada en 1938), con la cual las mujeres avanzaron hacia la obtención de la ciudadanía plena. En diciembre de 1946, la Cámara de Diputados aprobó adiciones al artículo 115 Constitucional (entraron en vigor en 1947), promovidas por Miguel Alemán, que garantizaron a las mujeres el derecho a votar y ser elegidas.

Una promesa de campaña hecha en 1952 por el presidente Adolfo Ruiz Cortines ante 20 mil mujeres, se cumplió el 17 de octubre de 1953, al publicarse en el Diario Oficial de la Federación el nuevo artículo 34 Constitucional: “Son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años, siendo casados, o 21 si no lo son, y tener un modo honesto de vivir”.

Muchísimas compatriotas han librado durante siglos la batalla por sus derechos. Una de ellas fue Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695). Y a riesgo de cometer involuntarias e injustas omisiones, me parece obligado mencionar también en tan somero recuento a la gran yucateca Elvia Carrillo Puerto y a nuestra eximia poetisa, diplomática y gran feminista, Rosario Castellanos. En el caso de Rosario Castellanos, sus ensayos (casi 500), fueron reseñados en crónicas espléndidas por su congénere intelectual Elena Urrutia, y por la talentosa compiladora estadunidense Andrea Reyes.

Las páginas de Excélsior se vistieron de gala durante los 11 años que Rosario Castellanos publicó sus artículos, de 1963 hasta su muerte, en 1974. Justo el 7 de diciembre de 1963, Rosario tituló Feminismo a la mexicana al artículo aparecido en Excélsior.

Así, el 3 de julio de 1955, las mujeres mexicanas votaron por vez primera y eligieron diputados federales de la XLIII Legislatura de la Cámara de Diputados. Sin embargo, la larga lucha de las mujeres mexicanas aún no concluye. Más satisfacciones habrán de conquistar. 

*Presidente de la Academia Nacional de Historia y Geografía de la UNAM.

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