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Bielorrusia, ¿al borde de un cambio?

Opinión del experto Global

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Ricardo Ortiz Esquivel

 

El 9 de agosto sería un día clave para la democracia bielo­rrusa, muchos esperaban con fervor la posibilidad de quitar del poder a Aleksandr Lukashenko después de 26 años ininterrumpidos.

Aunque parecía imposible debido al régimen totalitario (aún más que el de Putin), se mostraba esperanza en la cantidad de ciudadanos decididos a entregar su voto a la opositora Svetlana Tijanóvskaya, la cual podría ser la pieza clave para derribar a un régimen sumido en la corrupción, tiranía y manejo gubernamental al estilo soviético.

La victoria presidencial en la tarde-noche del 9 de agos­to ya se daba para Aleksandr Lukashenko con un 80.08 por ciento de todos los sufragios, lo cual provocó una se­rie de manifestaciones en gran parte del país y dio paso a que policías antimotines (OMON) y fuerzas del orden dispersaran, detuvieran alrededor de siete mil personas en la capital, Minsk, y mataran a un civil.

Fue tanta la represión del ré­gimen, que testimonios de los detenidos daban a conocer la brutalidad con la que fueron tor­turados dentro cárceles, centros de detención en Minsk y otras ciudades.

En los últimos días, las pro­testas han continuado de mane­ra pacífica no sólo en Bielorrusia, sino también afuera de las em­bajadas de ese país en Moscú, Varsovia, Vilna y distintas capi­tales europeas.

Fábricas, centros de produc­ción importantes y canales de televisión pública en Bielorru­sia se han unido al rechazo del régimen.

El furor y las imágenes de tortura hacia los manifestan­tes crearon presión para que el régimen de Batka (apodo de Lukashenko) liberara a más de dos mil manifestantes y se die­ran lugar más protestas con ban­deras blancas y rojas, las cuales hacen referencia a las banderas que se utilizaron en los movi­mientos independentistas de la URSS.

La posible victoria fraudulenta y los reportes de tortura en las protestas han alarmado a la Unión Europea y a Esta­dos Unidos, los cuales impondrían sanciones económicas al régimen y darían apoyo a la oposición bielorrusa.

La candidata presidencial opositora, Tijanóvskaya, se encuentra en Lituania debido a que podría ser detenida y encarcelada si vuelve a territorio bielorruso.

Las protestas se agudizan por lo cual, Lukashenko ha tenido que organizar un mitin político con sus seguidores para demostrar que todavía tiene el apoyo de su gente.

Se sabe también que tuvo un encuentro telefónico con Vladimir Putin debido a la situación que vive su régimen.

No se sabe oficialmente sobre qué charlaron, pero todo apunta a que Lukashenko estaría pidiendo apoyo policiaco para calmar la situación en Bielorrusia o una garantía de apoyo político a su gobierno.

Putin podría meterse en este asunto no sólo porque Bie­lorrusia es un colchón de seguridad para Rusia, sino que, al salir Lukashenko del poder, la OTAN podría establecerse en territorio bielorruso y provocar tensiones militares.

Por otra parte, las relaciones entre Putin y Lukashenko tienen sus roces políticos, especialmente con el precio del gas, las exportaciones de algunos alimentos bielorrusos a Rusia, el querer construir un muro o valla en los límites de ambos países y la creación de un Estado unitario que fue rechazado por el mismo hombre que ahora podría estar pidiendo ayuda a Putin.

¿Es Bielorrusia ese país que necesita quitarse su pasado soviético y entrar a una nueva faceta democrática?

 

* Graduado de la Universidad Estatal de Moscú Lomonosov. Bachelor en Relaciones Internacionales, Diplomacia y Procesos Globales.

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