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Como la vida misma

Miguel Dová

Miguel Dová

Verde, blanco y rosa, rojo y amarillo

En el Mundial aún hay chance, más que en el país, aquí la cosa se pone cada día peor, trataré de no mezclar los temas, de hecho, sólo hablaré de Qatar. Jugamos como nunca y perdimos como casi siempre. Igual que aquí. Ya, Miguel, calla con eso. Le puse enjundia a este partido, soy fan de Messi, ningún otro jugador me ha regalado las emociones y el placer de ver el arte más sublime en una cancha de futbol, realmente a niveles divinos. Reconozco que ya no es el que era, pero ya lo dice el refrán, “el que tuvo, retuvo”, le dimos una mínima oportunidad y nos clavó un pepinazo que nos mandó a la lona emocional. Le iba a México con el corazón y no me dolería de perdida un empate que no eliminara totalmente a Messi y que nos abriera la puerta a nosotros. En fin, fue un partido rácano por parte de nuestro entrenador, nunca le tuve fe como seleccionador mexicano y su actitud de ayer me pareció de una mediocridad infame. Me recuerda al otro manejador del que no quiero hablar. Salimos a empatar o perder, lo logramos. Es que las similitudes con la vida real me ponen los comentarios de pechito. Consolé mi cuerpo serrano a golpe de cocteles. Algo me quedó claro, el tequila va con todo, ayer me lo chuté con maracuyá, y es tal su capacidad para combinar, que hasta va conmigo. Mal fin de semana para nuestro país, y eso que me prohibí hablar del ridículo marchista de hoy. Una pena.

Acompañé el partido con un menú extraño, primero unos nopales con jitomate, cebolla, queso y cilantro, una mezcla que puede enfrentar con absoluta garantía a la más afamada ensalada mediterránea, luego me dejé llevar por la lujuria de unos taquitos de tuétano, cada bocado te permite sentir el colesterol a pie de lengua, pero el sabor lo compensa metiendo en adormideras a las papilas gustativas, el taco rebasado, dos o tres huesos por tortilla, previamente embadurnada de aguacate y con una salsa molcajeteada que quita el sentido. Para complementar mi hazaña, mientras el Tata me defraudaba, Imelda, mi niña de los manteles, calló mi boca con un lomito adobado que se deshacía con sólo mirarlo. Ya contarles del arroz con leche me parece una obscenidad fifí, especialmente hoy que los que van por un refresco en bolsa de plástico y una torta de queso de puerco andarán atareados siguiendo al flautista de Hamelin. Otra vez, Miguel, no tienes madre. Que conste que a mí el queso de puerco me encanta, con su telera atascada de mayonesa también es un manjar.

Hoy juega España, es mi segunda tierra y, obvio, le veo posibilidades de hacer un buen papel, juega como me gustaría que jugara el Barça, con siete u ocho jugadores de ese plantel, una panda de mocosos, algunos todavía adolescentes, al mando de un director técnico tan genial como polémico. La afición del Real de Madrid se enfada porque no lleva jugadores de su equipo, pero considerando que allí casi todos son extranjeros, se llevó a los que pudo, y esos dos jugaron un gran partido ante Costa Rica. Hoy mi menú se va directamente a la península ibérica, invita mi cuñada la carnalita y ella sabe de paellas y de vinos; hoy no pienso llevar nada, sé que la Unagi no se aguantará y acabaremos invitando un postre, pero si por mí fuera empezaré con Jabugo y manchego curado en los comentarios preliminares, paella de bogavante en el medio tiempo y una leche frita para celebrar el triunfo y la eliminación teutona. Todo bañadito con Pago de los Capellanes, que, dicho sea de paso, está para hacer sopas con pan. Otra vez encabronando a los que estarán sufriendo al sol por las marchas forzadas, nunca mejor dicho, forzadísimas.

A ese respecto cabe un comentario en serio, yo no soy un profesional en el tema político, pero para los que a ello se dedican, valdría la pena que en vez de denostar diariamente a la 4T y pretender con ello convencer a sus seguidores para un cambio de voto, la salida pasa más por hacer propuestas y demostrar el error sin ofender, sin comparar y sin hacer de menos a nadie. México es un país especial, difícil de interpretar, con una sociedad tan variada y una población con diferencias tan grandes que el negocio de estos señores está en dividir y sembrar odio, el de la oposición debe ser el de unir esfuerzos y acortar la diferencia y el encono. No habrá otra forma de salir de este pantano, los unos somos igual o más tercos que los otros. Luchemos por la unión, hablemos de lo que nos une, de lo que nos hermana y hagamos planes de crecimiento y de trabajo. Los pobres primero es una buena idea, la oposición debe hacerse cargo de hacerla realidad, ir cambiando poco a poco las dádivas por puestos de trabajo bien pagados y un aumento de las oportunidades. Feliz domingo, veamos futbol y si fueron a la marcha, ustedes sabrán la razón, alguna habrá.

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