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Optimismo presidencial

Miguel Ángel Godínez García

Miguel Ángel Godínez García

Alto mando

 

Reconoce el Presidente que, con relación al tema de seguridad, su administración aún tiene pendientes. Sin embargo, la realidad es que el problema de la violencia en nuestro país es más que un pendiente.

En Nuevo Laredo empezamos la suma de enfrentamientos violentos, el ataque al hotel donde se hospedan fuerzas policiacas pone en jaque cualquier estrategia. El pánico de los ciudadanos atrincherados en comercios por la balacera nos recordaron los acontecimientos en Sinaloa. Así, con esos pendientes inicia la administración el año 2020.

En la primera mañanera de este año, el discurso es el mismo, no cambia nada. Repetir la historia de los excesos del pasado, señalar el desasosiego de los conservadores no crea otra realidad. El micrófono del Presidente es un ducho de enseñanzas y utopías, un espacio de adoctrinamiento del deber Ser, de ideales y buenos deseos que no pueden transcribirse en una noticia novedosa para los periodistas presentes. No hay nuevos propósitos en sus palabras, no hay indicios de rectificar en las políticas erróneas y de comunicar con actitud de estadista. En la conferencia de prensa las respuestas se convierten en un entramado de ideas que terminan con la misma retórica de lo que fue y ya no es. El optimismo del Presidente debiera entusiasmarnos, podría ser que cuenta con información suficiente para prometer lo que promete o podría ser lo contrario, porque las buenas e irrefutables intenciones de un hombre que tiene en sus espaldas enormes expectativas de quienes confiaron en él, no coinciden con los resultados de algunos de sus funcionarios.

Sin embargo, el optimismo que podemos reconocer es que sabe que cuenta con la fuerza pública capaz de hacerle frente a lo que nos dejó el año más violento en la historia de México, un Ejército coordinado, disciplinado y estoico al mando de un hombre leal como el general Sandoval; que cuenta con un Centro Nacional de Inteligencia bajo el mando de Audemaro Martínez, general con la experiencia y confianza del Presidente. Sabe que al mando de la GN está el general. Rodríguez Bucio, reconocido por sus méritos de mando y su disciplina incondicional. Insisto, el problema no son las instituciones, sino el mando que las controla y las órdenes de abrazos y no balazos. Por eso esperábamos más a la pregunta expresa de qué podría cambiar en el año que inicia. En donde la respuesta fue nada, aclara que su llegada no fue un cambio de gobierno, sino una revolución pacífica.

Pocos entendemos a qué se refiere con esto, pues poco o nada se conoce de los detalles de esta revolución, sin embargo, entendemos de las implicaciones de los problemas del país, aquellos que nos dejaron y los que se provocaron en lo que va de esta administración. La intervención a las políticas extranjeras, en el caso de Bolivia, ha sido un problema innecesario, le costó la expulsión de su embajadora y los insultos a su persona por parte del expresidente Tuto Quiroga.

Otro pendiente es la hoy desaparecida Policía Federal. La vemos en las carreteras aún actuando como tal con sus mismas patrullas y manteniendo el problema laboral de policías entrenados y capacitados para actuar en momentos como éste. Mientras que Alfonso Durazo confirma que serán reclutados nuevos elementos para la GN, para que con ello pueda aumentar el despliegue de esta fuerza pública, sin recordar que la que existe, no ha sido suficiente en zonas de guerra para mermar a la delincuencia. El optimismo que menciona el Presidente asegura el bienestar y la pacificación, sin embargo, la polarización de los mexicanos genera, por encima del mismo narcotráfico, una bomba de tiempo que podría costarle la tan anhelada paz. Andrés Manuel López Obrador le da poca importancia al asunto, prefiere la adulación por encima de la conciliación entre mexicanos. Habla de serenar poniendo para ello un armamento de señalamientos infundados a sus adversarios. Señalamientos de desprecio por los pobres o por quienes están por transformar al país en un paraíso, resuenan en la mente del pueblo, que de tanto repetirse podrían llevarnos a una escalada confrontación.

 

 DE IMAGINARIA

Con muy pocos resultados y con la descalificación hacia su denuncia por parte del gobierno federal, el EZLN falla en su intento de resurgir defendiendo a los pueblos originarios que se verán comprometidos con el megaproyecto del Tren Maya,  asegurando haber sido una simulación del Presidente la consulta de viabilidad realizada al pueblo.

 

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