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No es la suerte

Luis Wertman Zaslav

Luis Wertman Zaslav

La fortuna poco tiene que ver con la falta de oportunidad y con la desigualdad que son el origen de muchos de los problemas que nos aquejan como sociedad. Aunque todos seamos capaces de alterar para bien nuestro destino, siempre será necesaria una oportunidad.

En lo económico, las oportunidades están directamente relacionadas con la estabilidad y las posibilidades de invertir, así como la oferta y demanda de mano de obra. Contrario a lo que han sostenido diferentes corrientes de pensamiento financiero, el mercado por sí mismo no proporciona las opciones que necesita una sociedad y con el avance tecnológico eso es todavía menos probable.

Sorpresivamente, la semana pasada, varios inversionistas y personalidades del mundo de la tecnología advirtieron que la carrera por desarrollar sistemas de inteligencia artificial podría provocar que se perdieran cientos de miles de puestos de trabajo y demandaron suspender las investigaciones al menos seis meses.

En medio de las pruebas que se hacen de funcionalidades de la llamada “IA” para acercarla a la mayoría de nosotros, quienes podrían beneficiarse de esa adopción han hecho un llamado para tomarnos un tiempo para analizar las repercusiones de una tecnología que evoluciona, no aprende, en cuestión de semanas procesos complejos que se acercan a la frontera de una actividad neuronal similar, o más capaz, que la nuestra. ¿Cómo cambiará el mundo si miles de personas fueran reemplazables por interfases que pudieran interactuar como si fueran uno más de nosotros? ¿Habrá compañías que estarán dispuestas a no tomar la decisión de aumentar sus utilidades para no privar a seres humanos de un empleo?

Paradójicamente, las cifras de nuevos puestos de trabajo siguen creciendo en los tres países que integran el T-MEC y la demanda de empleos en el sector agrícola y de servicios parece que no disminuirá durante el resto del año. Muchos negocios siguen enfrentando un problema grave para contratar, a pesar de que establecen estrategias de reclutamiento (no muy eficaces) para atraer gente a sus unidades, pero sin garantizarles un salario digno y prestaciones suficientes que aseguren lo indispensable. Eso no lo resolverá la inteligencia artificial.

En la sabiduría convencional, el esfuerzo es suficiente para que alguien supere sus carencias; sin embargo, la realidad es que no todos inician la carrera de la vida a la misma altura de la línea de salida y tampoco cuentan con la misma condición, entrenamiento o equipo. Cerrar la brecha de desigualdad por medio de políticas públicas que generen esas oportunidades que demandan sobre todo los más jóvenes es el eje de cualquier planteamiento para que un país prospere.

Eso no significa que vamos a olvidar a miles de personas por encima de los 40 años que son apartados del mercado laboral, en particular las mujeres, así como los adultos mayores que, en perfectas condiciones físicas y mentales, desean seguir desempeñando una actividad productiva.

Menciono un ejemplo que me consta y explica la visión de la inversión social que debe surgir del Estado (aunque no debe ser el único, porque la iniciativa privada debe hacer lo mismo) para producir empleo digno y estable. El Servicio de Protección Federal, un organismo descentralizado de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, lleva un trimestre de reclutamiento y contratación de miles de personas para ocupar plazas de guardia que custodien inmuebles del gobierno de México.

Es una vacante para mujeres y hombres de 18 a 65 años, con 11,164.30 pesos netos, 13,700 pesos en vales de despensa anuales, 40 días de aguinaldo, seguro de vida, entre otras prestaciones, que está enfocada en muchas personas que buscan una segunda o tercera oportunidad y no la encuentran. Contar con un trabajo estable, digno, transforma familias, comunidades y hasta regiones del país, además de confirmar que la mayoría de los mexicanos lo único que necesitaban, y necesitan, en esa oportunidad que por tanto tiempo se les negó para mejorar sus condiciones de vida. Es decir, no es falta de suerte, sino de opciones para lograr salir adelante.

 

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