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Cuidados emocionales durante el aislamiento

Luis Wertman Zaslav

Luis Wertman Zaslav

Conforme avancen los siguientes días, podremos empezar a experimentar aburrimiento, que se transformará en cierta desesperación, que luego puede convertirse en ansiedad constante. Si estamos acompañados de la familia, de niñas y niños, adultas y adultos mayores, entonces debemos aprender a sobrellevar el aislamiento social de la mejor manera durante esta contingencia.

Nuestras rutinas tendrán que ser adaptadas a interiores, así como la convivencia entre quienes estamos bajo el mismo techo. No va a ser la misma experiencia para todos, anticipo, y nada de lo que hemos padecido antes es similar a lo que estamos atravesando por la aparición del COVID-19.

Estamos ante una contingencia única y por eso debemos utilizar todas las herramientas disponibles para ayudarnos a atravesar por este periodo de reclusión doméstica. Una inmediata es marcar el 5511-8575-55, la línea de apoyo emocional de Confianza e Impulso Ciudadano, que cuenta con profesionales para atender casos de ansiedad, de desesperación o simplemente dar muchas recomendaciones para ocuparnos durante el aislamiento. También esa atención está disponible en todas las redes sociales, las cuales podríamos utilizar en este momento para unirnos y suspender un poco la división que fomentamos a través de ellas.

No obstante, cualquier nuevo hábito o rutina necesita disciplina para no caer en la idea de que se tratan de tiempos muertos o vacaciones forzadas en las que podemos dejarnos caer en el sillón y ver las diez temporadas de esa serie que nos recomendaron. Es hacer nuestra vida, pero dentro de nuestros hogares.

Por eso evitemos las tentaciones de pasar horas en pijama, buscarle ángulos nuevos al sofá o dormir a cada momento. De nuevo, tracemos una rutina y sigámosla al pie de la letra, junto con nuestros familiares.

Es decir, a levantarnos a la misma hora y a seguir la misma lógica diaria: hacer ejercicio, bañarnos, asearnos, vestirnos, desayunar, trabajar desde casa (todos los que puedan, pídanlo ya a su trabajo), compartir con la familia las tareas escolares, porque no son vacaciones, y de limpieza (no se olviden que hay que contribuir), leer, conversar y, en horarios establecidos, distraerse.

Estas semanas pueden ser una muy buena oportunidad para conocernos y fortalecer nuestro tejido social. Hablamos mucho de lo mal que estamos como sociedad, de la pérdida de valores, de nuestra desconexión con los jóvenes, sin darnos cuenta que cualquier comunidad empieza en un grupo de personas, que llamamos familia. A ese tejido le podemos dar un muy buen refuerzo si aprovechamos estos días para reencontrarnos con quienes integran nuestro círculo más cercano.

Hacer comunidad es dialogar y saber qué piensa y qué siente el de a lado, un ejercicio que a lo largo de los años perdimos como sociedad. En apariencia, muchos pueden ser distintos a mí, pero la realidad es que estamos conectados de muchas maneras y compartimos las mismas metas y los mismos anhelos. A partir de nuestras coincidencias, y no de lo que nos separa, podemos ir en la misma dirección, lo que será uno de los puntos positivos que podemos extraer de esta crisis. Es decir, esta pandemia podría darnos la oportunidad de coincidir, ahora que más lo necesitamos, y empezar a construir las bases de esas sociedades unidas a las que tanto nos queremos parecer, aunque hacemos poco por materializarlas.

El mensaje central es que la salud emocional es igual de importante que la física y el cuidado de ambas en estos momentos es fundamental para atravesar por las siguientes etapas de la contingencia. En Confianza e Impulso Ciudadano tenemos varios especialistas que podrán apoyarte de manera gratuita a encauzar, durante algunas semanas, nuestra vida aislada, que no significa en soledad y mucho menos en abandono.

Cuidar nuestras emociones y sentimientos, la manera en que manejamos la incertidumbre, es determinante para nuestra salud física, por lo que debemos atender las dos, bajo un principio de equilibrio en donde podemos ayudarnos entre todas y todos con acciones simples de comunicación a distancia, solidaridad vecinal y uso de herramientas tecnológicas para estar pendientes de todas las personas de nuestro círculo más cercano.

Para quienes se vuelva insoportable o simplemente necesitan desahogarse frente al miedo que viene acompañando a estas pandemias, y que es igual de contagioso, busquen la asistencia gratuita de Confianza e Impulso Ciudadano, una llamada, un correo electrónico o un mensaje por redes sociales, es suficiente. No debemos, pero lo más importante, no estamos solos.

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