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La reina infiel: amor e idealismo

Lucero Solórzano

Lucero Solórzano

30-30

Entre las cinco nominadas a Mejor Película Extranjera en la pasada entrega del Oscar se encontraba una película danesa que es una pequeña joya: La reina infiel, en danés En Kongelig Affære (Dinamarca, 2012) en inglés A royal affair (Un asunto real). Desgraciadamente el título que le asignan en español, La reina infiel, nos vende la mitad de la trama, pero los distribuidores y encargados de titular para México, España y Latinoamérica en general siguen pensando que los espectadores tienen inteligencias inferiores que requieren una breve explicación antes de ver la película.

Nikolaj Arcel, guionista de la trilogía Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres, dirige este drama histórico y romántico y coescribe el guión de La reina infiel junto con Rasmus Heisterberg en una adaptación de la novela Prinsesse af blodet, Princesa de sangre, y recrea una historia verdadera ubicada en Dinamarca en la segunda mitad del siglo XVIII, y además de su excelente ambientación sale adelante sobre todo por el trabajo de los tres protagonistas y el muy logrado guión que hace que el relato fluya con ritmo y nos mantenga interesados.

La reina infiel se inicia en 1773 en Copenhage con una bella secuencia a contraluz en la que vemos a una mujer de espaldas, ataviada y peinada delicadamente de acuerdo a la época, sentada frente a un escritorio y escribiendo una carta dirigida a sus hijos. En la narración nos cuenta que se trata de la princesa de Gales, Carolina Matilde de Hanóver, a quien da vida la actriz Alicia Vikander, a quien acabamos de ver en Anna Karenina como Kitty, que en 1766 llegó a Dinamarca ya casada por poderes con su primo Christian VII de Dinamarca y Noruega, acostumbrado a reinar en la más férrea tradición del absolutismo y además severamente aquejado de un desorden mental que pudo haber sido un trastorno maníaco depresivo o esquizofrenia.

El hermano de Carolina, el rey Jorge III del Reino Unido estaba muy interesado en arreglar esta unión sin tomar en cuenta la grave enfermedad mental que aquejaba a Christian. La princesa de Gales y el rey tenían solamente 16 años.

El matrimonio fue infeliz desde el primer día por la explosiva conducta de Christian que está muy bien interpretado por el poco conocido actor Mikkel Boe Følsgaard, quien ganó el Oso de Plata en el pasado Festival de Cine de Berlín por esta recreación de un hombre violento, arrogante, alcohólico, mujeriego y enfermo de poder.

La Ilustración empezaba a transformar lentamente las estructuras políticas, sociales y monárquicas en Europa y Dinamarca se iba rezagando. Un rey retrógrada, autoritario y desequilibrado como Christian estaba incapacitado para aplicar reformas y poner a su país en el nivel que la modernización y “las Luces” imponían por todo el continente. Además sus cercanos colaboradores sacaban provecho del retraso y la opresión en que se tenía a los súbditos.

Lo interesante vino cuando –para atender la precaria salud mental del rey– llegó a la corte un médico rural, un hombre sencillo, pero muy inteligente, visionario e idealista de nombre Johann Friedrich Struensee, que supo entender los nuevos tiempos hacia los que tenía que moverse Dinamarca y empezó a ejercer una influencia muy positiva en el deteriorado monarca, cambiando de manera decisiva el destino de su país.

Struensee es el espléndido actor danés Mads Mikkelsen que en la cinematografía de su país y en otras tiene una filmografía extensa. Le recomiendo en particular. Después de la boda, Coco Chanel e Igor Stravinsky y La caza que le valió la Palma de Oro al mejor actor del Festival de Cannes del año pasado. Mikkelsen tiene una presencia poderosa, es intensa, pero tiene un don especial para contener esa intensidad con su mirada profunda.

La reina infiel es una película en la que se cuidan los más mínimos detalles, la fotografía, música, ambientación, maquillaje, dirección de arte y vestuario. Esos factores junto con el guión y la interpretación de los tres protagonistas la hacen una película brillante cuyo contenido político le otorga gran actualidad; digna también de un Oscar como lo ha sido de otros reconocimientos.

Muy recomendable. 9/10.

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