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De cómo reclutan a los fanáticos y su destino

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

Supuestamente, seguimos en cuarentena y me permito hacer una nueva recomendación para pasar el tiempo en casa. Se trata de la serie de televisión, de ocho capítulos, titulada Califato que se puede ver en Netflix.

La serie es sueca y ocurre en dos lugares, tanto en Suecia como en algún lugar de Siria gobernada por el llamado Estado Islámico.

Por un lado, vemos las glorias del Estado de Bienestar nórdico, ¿el mejor del mundo?, con su estupenda educación pública. Plural y tolerante, ahí conviven los suecos blancos con los migrantes musulmanes morenos. Para ayudar a éstos, incluso existe un trabajador social a los que pueden recurrir en caso de sentirse agredidos por los chicos escandinavos.

Vemos a una familia musulmana que ha migrado a la meca del Estado de Bienestar de Occidente. Sin embargo, las dos hijas no están contentas. Se aburren y sienten discriminadas. El trabajador social de su escuela se acerca a la mayor para dizque ayudarla. En realidad se trata de un agente del Estado Islámico que recluta a jóvenes decepcionados. Los requiere para llevar a cabo un atentado terrorista en Suecia.

Califato muestra, con gran elocuencia, cómo se realiza el reclutamiento de jóvenes, tanto musulmanes como suecos, para ayudar a la causa de los fanáticos que pretenden reestablecer un inflexible régimen donde se gobierne con las leyes del Corán. Cómo les van metiendo la ideología, disfrazada de religión, al punto de la radicalización. Cómo los convencen para que dejen todo y sirvan al Estado Islámico que encarna los preceptos de Dios.

Destaca, en este sentido, la actuación de un par de adolescentes que, con mucha sutileza y dramatismo, nos van contando su conversión al fanatismo. Frente a la vacuidad terrenal, mejor la promesa de un paraíso divino.

Del otro lado, aparece el mundo del Estado Islámico. Aquí nos encontramos con una mujer, Pervin, que antes vivía en Suecia y emigró, junto con su esposo, a la Siria del califato. Contra lo que ella pensaba, es una pesadilla.

Como mujer, la discriminan al punto de una violencia descarnada. Añora regresar a Suecia para que ahí crezca su bebé. Su marido también sufre, pero intenta, a un costo emocional muy alto, integrarse como nuevo miembro de las Fuerzas Armadas del Estado Islámico. Desde Siria, su grupo planea un atentado terrorista en Suecia.

Ahí es donde entra la agente del servicio secreto sueco, Fátima, una mujer musulmana que tiene muchos problemas en la unidad de contra terrorismo islámico de ese país. La historia entre Pervin y Fátima, en gran parte por medio de un teléfono celular que está prohibido en el Estado Islámico, es, a la vez, cruel y conmovedora.

Cada uno de los episodios de Califato es intenso. Quizá el principio y el fin no sean lo mejor, pero, viéndola como una serie completa, cumple el objetivo de contrastar dos mundos: el del Estado Islámico de Medio Oriente y el Estado de Bienestar de Escandinavia. Uno pensaría que no puede haber dos mundos más diferentes. Sin embargo, aquí se entrelazan con los problemas que hay de un lado y del otro.

Lo que más me gusta de la serie es el tema del adoctrinamiento ideológico. Cómo se escoge a las posibles presas. Cómo proceden a atacarlas. Cómo las van persuadiendo. Cómo muerden el anzuelo. Y cómo están dispuestas a dejarlo todo porque ya no aguantan más. Lo mismo pueden ser dos jóvenes blancos suecos que dos adolescentes musulmanas. Frente al vacío existencial de Occidente, vende bien la promesa de un idílico edén en Oriente.

Otro aspecto positivo de la serie es que se produce en torno a las mujeres. Los hombres, en realidad, son personajes importantes, pero secundarios. Las mujeres, en cambio, son todas víctimas de alguna manera u otra. Su sufrimiento es patente. No tienen salida o las salidas son falsas. Están atrapadas en ambos mundos, en el Estado Islámico y en el Estado de Bienestar. 

Si tiene un tiempecito en estas épocas de cuarentena, le recomiendo ver Califato, una serie entretenida que nos hace pensar sobre muchos temas relevantes de la actualidad.

 

                Twitter: @leozuckermann

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