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Un Congreso para el siglo XXI

Laura Rojas

Laura Rojas

Agora

Desde la última vez que de fondo fueron reformadas la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos y el Reglamento de la Cámara de Diputados, una década ha transcurrido, y muchas cosas han cambiado: la sociedad, la política, y el contexto en general en el que el Poder Legislativo funciona, no son lo mismo y es momento de repensar y de hacer una reforma integral al funcionamiento de nuestra cámara a fin de modernizarla, profesionalizarla y ponerla a la altura de las exigencias de las y los ciudadanos.

Durante los once meses en que me he desempeñado como presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados he tenido la oportunidad de conocer mejor el funcionamiento de ésta, sus limitaciones y áreas de oportunidad, por lo que en las próximas semanas completaré el proceso de presentación de un paquete de ocho iniciativas a la Constitución, la ley orgánica del Congreso y el reglamento de la Cámara de Diputados sobre seis temas estructurales que, considero, deben ser actualizados:

Sesiones a distancia.

Si una lección nos ha dejado el covid-19 es que tenemos que adecuar las reglas del Congreso para que éste pueda seguir funcionando en cualquier escenario y ante cualquier adversidad. Además de la pandemia, ambas cámaras del Congreso frecuentemente han sufrido bloqueos que han impedido su funcionamiento regular, lo que hace indispensable habilitar la posibilidad de realizar sesiones a distancia por medios telemáticos, como lo hacen ya muchos otros parlamentos en el mundo.

Reglas para la discusión y votación más precisas.

Durante este año legislativo se discutieron temas que no concitaron el acuerdo entre los grupos, al grado de generar una fuerte polarización durante su discusión y votación que expuso la falta de precisión en algunos procedimientos, por lo que es necesario corregir a fin de dar certeza a todos los grupos parlamentarios, y a la Mesa Directiva en su actuación.

Legislar con perspectiva de género.

Por primera vez en la historia, las mujeres estamos representadas de manera igualitaria en las cámaras y esa paridad debe expresarse tanto en la conformación y dirección de todos los órganos de la Cámara como en la forma en la que legislamos y representamos a las y los ciudadanos, por lo que hay que establecer los mecanismos para asegurarlo.

Parlamento profesional.

Un poder del Estado verdaderamente autónomo y capaz de ejercer a plenitud sus facultades necesita un equipo técnico profesional y altamente calificado, por eso es necesario continuar con la implementación del servicio profesional de carrera y replantear el diseño de los centros de investigación de la Cámara.

Parlamento abierto.

Hoy México tiene una ciudadanía mayor y mejor informada que demanda más y mejor información por parte de sus representantes, así como más mecanismos de interacción con éstos. Una reforma amplia en materia de parlamento abierto ayudará escuchar y procesar de mejor manera las demandas de las y los ciudadanos.

Parlamento global.

Ante un mundo cada vez más globalizado, contar con diputadas y diputados mejor capacitados para aprovechar los espacios de diplomacia parlamentaria es fundamental para convertir al Congreso en un actor eficaz para la defensa y promoción de los intereses de nuestro país y para impulsar causas importantes para nosotros y para el mundo.

Espero que estas propuestas sean pronto analizadas y aprobadas para darle a México una Cámara de Diputados moderna, profesional y eficaz, una Cámara de y para el siglo XXI.

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