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¿Cómo asignaremos el presupuesto 2021?

Laura Rojas

Laura Rojas

Agora

La Cámara de Diputados recibió la semana pasada el Paquete Económico propuesto por el gobierno para el 2021, el cual incluye pronósticos sobre la economía, los ingresos que se esperan obtener y la forma en la que se piensa gastar los recursos. La propuesta de presupuesto es de 6.2 billones de pesos y, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la economía mexicana cerrará este año con una caída del 8% y se recuperará en 2021 en un 4.6 por ciento.

Dada la desaceleración de la economía, derivada de la pandemia por el covid-19, pero también por los desincentivos al crecimiento y a la inversión debido a decisiones que el gobierno federal ha tomado, la bolsa de recursos esperada será menor a la de años anteriores. Como nunca, esos recursos deben destinarse a acciones estratégicas que ayuden a dinamizar la economía, recuperar los empleos y sentar las bases de un sistema de protección social que incluya, servicios de salud pública universales, seguro de desempleo y/o ingreso básico universal de emergencia, pensiones justas y reforzar los mecanismos para para garantizar servicios educativos de calidad para todos.

Lo anterior, al mismo tiempo que se promueve el desarrollo de la ciencia y la tecnología y del agro a fin de reducir la dependencia de otros países y garantizar la soberanía alimentaria, así como la recuperación de los compromisos con el cuidado del medio ambiente y las energías limpias. Otros temas sociales, como el avance de la igualdad entre mujeres y hombres, particularmente, el combate a las violencias y el feminicidio, y los temas relacionados con la garantía de derechos y el fortalecimiento de la democracia, tampoco pueden descuidarse.

Lo que las y los diputados deberemos hacer durante las siguientes semanas es analizar y discutir si el paquete económico propuesto por el Poder Ejecutivo, efectivamente, pone en el centro las necesidades de la gente por sobre los proyectos de un gobierno, y votar en consecuencia.

En cuanto a una estrategia para reactivar la economía y recuperar empleos, hay que considerar que mientras otros países implementaron paquetes de ayuda para evitar la pérdida de empleos y la caída de los ingresos que incluyen desde posponer el pago de impuestos, subsidios y créditos asequibles para las pequeñas y medianas empresas, hasta transferencias monetarias directas a la población más afectada, en México, prácticamente se dejó a los generadores de empleos a su suerte, y a la población más vulnerable que trabaja en su mayoría, en el sector informal, también. Lo anterior implicará un mayor esfuerzo para reabrir empresas que ya han cerrado y para sostener las que aún sobreviven.

De una primera revisión del proyecto de Ley de Ingresos y del Presupuesto, se puede decir que el gobierno insiste en priorizar programas sociales como las pensiones para adultos mayores y becas para estudiantes de escasos recursos, lo cual no debe desestimarse, pero sigue sin dar respuesta a los millones de mexicanos que siendo parte de la población económicamente activa y no son objetivo de los actuales programas, han perdido sus ingresos. Igualmente, insiste en financiar proyectos como la refinería de Tres Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya que podrían posponerse para destinar los recursos a aliviar necesidades urgentes que igualmente podrían financiarse con deuda, sin que ésta fuera como lo propone el gobierno, a destinarse para el rescate de Pemex y la CFE.

Como en cualquier casa, la administración de los recursos públicos se trata de determinar prioridades. La Cámara de Diputados tiene la gran responsabilidad de aprobar un presupuesto histórico que ayude al país a salir de la crisis económica y encaminarnos hacia el desarrollo sostenible. Veremos si las prioridades son las de la gente, o las del gobierno.

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