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Amor de vinilo

La Crítica

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Por Lucero Calderón

En la cultura popular se dice que nada es casualidad y que todos los encuentros que se tienen son para crecer emocionalmente, para aprender o para dejar atrás ciertas experiencias que no se han podido superar. Esta idea es la que plantea la comedia con tintes de drama Amor de vinilo, protagonizada por Ethan Hawke, Rose Byrne y Chris O’Dowd.

En un principio, la historia se centra en Duncan (O’Dowd), un tipo inmaduro cuya vida gira alrededor del desaparecido músico Tucker Crowe (Hawke). Casado con Annie (Byrne), Duncan compagina su vida de docencia con un blog en el que postea ensayos relacionados con las creaciones de su héroe musical, no obstante, su vida personal es un desastre. Cansada de la situación, Annie escribe una reseña en el blog de su marido en la cual destruye a ese ídolo musical y, en respuesta, recibe un correo del desaparecido Tucker, quien le da toda la razón. Esto hace que ambos se empiecen a mensajear y que terminen conociéndose.

Al inicio la trama se torna un poco aburrida, probablemente porque la historia se centra en el personaje gris que encarna O’Dowd; sin embargo, en cuanto entran en acción las otras dos piezas, el espectador se deja enganchar por esos personajes tan imperfectos, con errores y anhelos, que hacen que el reltato se sienta real y cercano, tal como sucede con las historias de vida que nos rodean a diario.

Bajo la dirección de Jesse Peretz, Amor de vinilo le permite a Hawke entregar una actuación bastante digna al reflejar a un hombre acabado, estancado y atormentado por algunas de las decisiones que tomó en su juventud. Este personaje se hace muy humano al interactuar con su hijo Jackson, interpretado por Azhy Robertson, quien le hace sentir que la vida le está dando una nueva oportunidad.

Dirige / Jesse Peretz.

Elenco / Ethan Hawke,  Rose Byrne y Chris O’Dowd.

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