Logo de Excélsior                                                        

Un mar de palabras

Juan Carlos Talavera

Juan Carlos Talavera

Vórtice

No sirven de mucho los homenajes que se hacen a las grandes figuras de las letras cuando los funcionarios de la cultura sólo los utilizan para posar, aplaudirse y aparecer en las fotografías institucionales con esa sonrisita que nos intenta convencer de su legítima preocupación por la cultura.

Eso pienso al recordar el que recientemente dedicó el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) a Ricardo Garibay (1923-1999), por el centenario de su nacimiento, en el auditorio Adolfo Best Maugard del Museo Nacional de Arte (Munal), el cual ni siquiera lograron llenar con su convocatoria al vapor.

Dicho evento se realizó hace siete semanas (el 23 de enero), y lo más destacable fue la voz de Josefina Estrada, escritora siempre ocupada por el legado de Garibay, quien trazó algunas ideas para lograr que el nombre del autor de La casa que arde de noche no quede sepultado en la sombra de la historia.

“Sugiero que su nombre sea colocado en una biblioteca de cada estado de la República, como lo ha hecho Hidalgo, pero también en calles, parques, vagones del Metro, camiones o en la terraza oriente de Bellas Artes, que se le llame la Terraza Ricardo Garibay. Hay tantos lugares que no tienen nombre, no cuesta dinero ponérselo”.

También propuso la creación de la Cátedra Ricardo Garibay en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y que los ocho títulos del autor publicados por Penguin Random House sean lecturas obligatorias para alumnos de secundaria y preparatoria, lo cual es más difícil, pero como dijo Estrada: “Pedir no empobrece”.

“Mi llamado —cerró Estrada en su intervención— es para todos los que tienen el poder y la generosidad de perpetuar la memoria del escritor; no saldrán defraudados, porque la vasta obra de Garibay contribuye a formar una sociedad con mejores lectores y, por ende, mejores personas”. Aquel día, Lucina Jiménez aplaudió y celebró la intervención… pero todo quedó en un mar de palabras.

CAMBIO DE EMERGENCIA

Finalmente, Carmen Gaitán dejará la dirección del Munal y será reubicada como coordinadora de Proyectos Estratégicos de la Red Nacional de Museos del INBAL. Así lo informó ayer el instituto en un comunicado que incluyó otros cambios para “fortalecer su estructura”.

El anuncio llega luego de seis días de que el espacio museográfico permaneciera cerrado a la visita pública, ante inconformidades y señalamientos por parte de los trabajadores de base. De forma paralela, trascendió la salida de la coordinadora administrativa, Susana Ugalde, señalada por acoso y maltrato laboral.

En consecuencia, hoy reabrirá el recinto de forma normal y se espera que, con el nombramiento del inteligente Héctor Palhares, a partir del 1º de abril, el museo tome un rumbo menos accidentado.

DESTRUYEN MURALES

El Movimiento Muralistas Mexicanos (MMM) denunció la destrucción de 13 obras murales en Tizayuca, Hidalgo, realizadas en 2014, en el marco del Encuentro Latinoamericano de Muralistas Por nuestra América.

Las obras fueron plasmadas frente a la presidencia municipal por los artistas mexicanos Anayansi Ló.Ma, Rodrigo Ayala, Isaías Espadas, Memo Ruiz y Polo Castellanos, y los argentinos Mónica Corrales, Mariel Rosales, Maxi Ledesma y Fernando Lerena, quienes lamentaron que, a 102 años del nacimiento del muralismo, la presidenta municipal Susana Ángeles Quezada decidiera tumbar las piezas con maquinaria pesada sin consultar a ninguna instancia, para edificar una nueva ciudad administrativa. Además, el MMM reveló que en dicha maniobra fue derribado el mural Metamorfosis en el tiempo, del nicaragüense Wilbert Medrano, declarado patrimonio histórico local. ¿Cómo resarcirán este daño?

 

Comparte en Redes Sociales

Más de Juan Carlos Talavera