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Cartucho robado

Juan Carlos Talavera

Juan Carlos Talavera

Vórtice

Nellie Campobello (1900-1986) es el mejor ejemplo de la falta de protección que existe en favor del legado artístico y cultural de los grandes creadores mexicanos. No es el único caso ni el más reciente, pero su historia viene a cuento porque hoy se cumplen 120 años de su nacimiento.

La mala noticia es que los funcionarios culturales de México no organizaron el homenaje que merecía la coreógrafa imprescindible, la destacada bailarina y autora de peso completo que alcanzó la popularidad con Cartucho, Las manos de mamá y Apuntes sobre la vida militar.

Lo que vimos fue una charla virtual de hora y media, organizada por el INEHRM y la Coordinación de Literatura del INBAL, aunque Alejandra Frausto y Lucina Jiménez debieron pensar en un homenaje más cuidado y con la relevancia que amerita una figura como Campobello. Sabemos que están ocupadas con el plan maestro del Proyecto Chapultepec, que hoy presentará Gabriel Orozco, para convertir la fecha en un espectáculo que Nellie no hubiera querido.

Un buen reconocimiento habría sido la recuperación de su legado, conformado por libros, bocetos, óleos, acuarelas, gouaches y telones confeccionados para el Ballet de la Ciudad de México, elaborados por José Clemente Orozco, Carlos Mérida, Roberto Montenegro y Antonio Ruiz El Corcito.

Un gran gesto pudo ser el rescate de sus propiedades —como la finca Las Abejas, en Ecatepec; y de su casa en Ezequiel Montes 128, colonia San Rafael—, o conocer el destino de su fortuna depositada en una caja de seguridad en Banamex, así como la ubicación de los documentos originales sobre la Revolución Mexicana que resguardaba; las cartas de políticos de su época, los textos inéditos de Pancho Villa y Martín Luis Guzmán, las cinco mil cartas de amor que José Clemente Orozco le envió a su hermana Gloria, entre otros documentos, como referenció César Delgado Martínez en su libro Nellie Campobello. Crónica de un secuestro, en 2007.

¿Dónde quedó todo ese legado? ¿Fue vendido, subastado, está catalogado, en el extranjero o es imposible de ubicar? ¿Qué fue de los 17 telones que la PGR confiscó en marzo de 1999? Hay que decirlo, a las funcionarias les faltó imaginación y prevalece la falta de voluntad para llegar al fondo del caso, aunque siempre se puede echar mano de la muletilla del covid-19.

En este punto, es oportuno releer el trabajo de Arturo Mendoza Mociño, del 24 de mayo de 1999 en Milenio Semanal, que reveló el contrato de compra-venta de 24 bocetos de José Clemente Orozco, celebrado entre Claudio Fuentes Figueroa y el arquitecto Zacarías Martín Garciandía, del 2 de diciembre de 1987, que incluía obras como Nacimiento con estrella, Escenografía con nubes, Umbral, La Fuente y Resurrección, entre otras, algunas de las cuales fueron revendidas tiempo después.

A estas alturas sabemos que este siniestro relato culminó con el fallecimiento clandestino de Campobello, pero si alguien quisiera saber cómo pasó todo esto, hay muchas respuestas en Nellie Campobello. Crónica de un secuestro, libro poco circulado que recupera, entre otras cosas, las marcas de infancia en el carácter de la autora, el origen de la carta ¿Dónde está Nellie?, del 26 de febrero de 1998, suscrita por Guadalupe de la Cruz Pereyra y el propio Delgado Martínez, quienes presentaron la queja ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal por la desaparición de Campobello, luego de que permaneciera oculta durante más de una década.

Y recrea, paso a paso, la forma como fue atrapada por Claudio Fuentes Figueroa y María Cristina Belmont Aguilar, al punto en que Cristina usurpó sus funciones en la Escuela Nacional de Danza del INBA y fue enclaustrada en condiciones desastrosas, mientras este legado caía en manos de ambos personajes que, en su momento, estuvieron en prisión.

 

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