Logo de Excélsior                                                        

Injerencias

Juan Carlos Sánchez Magallán

Juan Carlos Sánchez Magallán

El presidente Andrés Manuel López Obrador llamó “majadera, grosera y mentirosa” a la revista británica The Economist por la publicación denostativa a su persona y gestión presidencial, estas ideas pareciera que provienen de la élite del “conservadurismo empresarial” y sus “illuminati” del círculo rojo.

El analista político Alfredo Jalife-Rahme publicó que los banqueros Rothschild son copropietarios de esta publicación y la usan para defender sus multinacionales intereses económicos, de ahí que detesten el “nacionalismo energético” de AMLO, donde señaló, “incitan al intervencionismo del presidente Biden”.

Ahí está el resultado, los ciudadanos salimos a votar con alegría y determinación, a emitir el sufragio libre, directo, secreto, personal e intransferible que nos blinda de toda coacción de los grupos de interés, como el de los “perdedores de privilegios”. Morena logró importantes triunfos en gubernaturas, municipios y legislaturas locales, y conservó su margen en los cargos congresionales; todo por el alto grado de aceptación de las políticas públicas emprendidas por su gobierno.

Ciertamente, los seguidores de la alianza opositora inundaron las redes de infodemia política con información falsa o tóxica, machacando a todas horas y todos los días la reelección de AMLO, su extensión de mandato o que vamos al comunismo; todo esto sin sentido... no entienden que las marcas, los candidatos y las prácticas de sus partidos fueron y “son más de los mismos”, y eso el electorado lo sabe, de ahí que refrendaran su confianza en el inquilino de Palacio Nacional.

AMLO recibió críticas del INE, al cuestionar los miles de millones que gastan y por los megasalarios que cobra su alta burocracia, incluidos los consejeros. Ciertamente, el modelo debe revisarse, pues requiere una nueva arquitectura para modernizarse, lograr eficacia y cumplir a cabalidad sus funciones, reduciendo costos; en un país donde la mitad de los habitantes son pobres, contradictoriamente tenemos la democracia más cara del mundo.

Hablando de injerencias, el canciller Marcelo Ebrard envió una nota diplomática al gobierno de Biden para denunciar el indebido financiamiento que recibe el grupo empresarial Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, que dirige el junior X. González. En su extrañamiento manifestó: “Esto equivale a que México hiciera lo mismo con agrupaciones norteamericanas interesadas en derrocar al gobierno del presidente Biden”.

Todavía más: “Hay organizaciones que representan diversas causas, pero si México financiara en Estados Unidos una organización no gubernamental cuyo propósito fuera derrocar al gobierno del presidente Biden e influir con los diputados para que estén en su contra, ¿qué creen que nos diría el gobierno de EU?”. Biden ordenó a varias agencias de su gobierno crear estrategias para combatir la corrupción emulando al presidente AMLO, pues es una de sus prioridades.

Qué decir de Luis Almagro, que en abierta actitud injerencista pretendió golpear al canciller Ebrard y todo porque calificó su gestión como “una de las peores de la historia de la OEA; mejor que revise los comentarios de su exjefe, el presidente José Mujica, quien señaló que se equivocó al ponerlo en esta institución latinoamericana”. La vicepresidenta norteamericana Kamala Harris se reunió con AMLO para impulsar los asuntos bilaterales de migrantes, armas y drogas.

En síntesis, los mexicanos tenemos madurez política y empoderamiento ciudadano, votamos en libertad y sabemos que nuestros votos “cuentan y se cuentan”, no necesitamos que nadie nos diga qué hacer y cómo hacerlo, “líderes” de partidos políticos y con candidatos improvisados sin emoción social, así como de supuestos “faros de luz” internacionales, que en su mayoría son gigantes “con pies de barro”.

¿O no, estimado lector?

Comparte en Redes Sociales

Más de Juan Carlos Sánchez Magallán