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Arquitectura del destino

José Elías Romero Apis

José Elías Romero Apis

 

Para Claudia de Buen,con augurio de éxito.

 

Algunos humanos y naciones son el producto de un diseño exitoso. Son lo que quisieron ser, con la más fiel exactitud posible. Otros, por el contrario, son tan sólo lo que les tocó ser, aunque nunca lo desearon ni jamás lo desearían. La gran mayoría de las personas y de los países somos un mero ensamble de las barajas que la vida nos repartió.

El México del siglo XX fue casi totalmente diseñado. Plutarco Elías Calles fue el arquitecto del sistema político, económico, social, jurídico y militar. Mucho más tarde, Jesús Reyes Heroles fue el autor del nuevo diseño político, así como Carlos Salinas de Gortari rediseñó la nueva economía. En ambos casos, fueron una respuesta a las nuevas demandas. Aquella, de apertura política y, ésta, de apertura económica.

Aceptar la real existencia de ese destino surtido “bajo pedido” nos permite ver con cierta claridad lo que ha sucedido durante 100 años mexicanos. Por ejemplo, se decidió una reforma política por la vía democrática y se llegó a una democracia bastante respetuosa de la voluntad popular mayoritaria.

Les guste a algunos y les disguste a otros, Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador fueron puestos por la mayoría electoral y aceptados por la minoría divergente. Para bien o para mal, los inventamos y los pusimos nosotros. No nos los impusieron ni los Estados Unidos ni los ricos ni los militares ni los carteles ni los expresidentes. No provinieron de un golpe de Estado ni de una usurpación ni de un cuartelazo.

 

  • Voto por voto los puso el pueblo bueno y sabio, como ahora se le dice. Si acertó o marró con su bondad y con su sabiduría, ello fue un triunfo o una derrota de la democracia mexicana. Amado Nervo diría que fuimos el arquitecto de nuestro propio destino.

En otras latitudes, siempre he creído que lo más cercano a sus deseos ideales son los Estados Unidos. Son, ni más ni menos, lo que han querido ser. Desde su diseño constitucional hasta su mapa geográfico. En lo primero, inventaron un modelo que no existía y que hoy muchos han copiado. En lo segundo, tienen lo que han querido tener. No se quedaron con Chihuahua, Sonora y Coahuila porque no les convenía.

Casi todo les salió bien. Les salió mal Cuba, Irán y Vietnam. Medio les salió mal su incorporación de minorías. A los afros los llevaron, no se les metieron. Los europeos se metieron por la puerta migratoria tolerada. Y los latinos, árabes y orientales, por la vereda corruptiva bien pagada.

Nosotros también somos, en mucho, lo que hasta ahora hemos querido ser. Algo nos ha salido mal. Por ejemplo, la desigualdad, la criminalidad y la corrupción. Pero, para el futuro, ¿qué queremos ser? ¿Ya lo sabemos? ¿Ya lo tenemos diseñado? El México del 2050 y del 2080 ¿ya lo tiene propuesto algún partido político? ¿Ya lo tiene dibujado alguna universidad? ¿Ya nos lo ha aconsejado alguna potencia?

Desde luego hay modelos extranjeros que anhelamos y que hasta envidiamos. Las instituciones estadunidenses, el liberalismo francés, el legalismo inglés, los tribunales italianos, el orden japonés, la empresa coreana y hasta la vacunación del vecino. Pero una cosa es querer ser como ellos  y otra muy distinta es querer ser ellos.

En un ejemplo personal, en ciertos momentos yo quisiera tener la inteligencia de Carlos, la videncia de Plutarco o la prestancia de Adolfo. Pero no ser ellos, sino ser yo mismo. Prefiero mi propia calvicie y no la de Carlos. Mi propio bigote y no el de Plutarco. Mi propio ademán y no el de Adolfo.

Más aún, ¿queremos ser o dejar de ser? Lo digo porque hay muchos mexicanos que quisieran ser estadunidenses o canadienses. Que consideran que las personas ríen, lloran, sienten, piensan, gobiernan, trabajan, platican, aman y hasta bailan mejor en inglés que como lo hacen en español. Ya, en el pasado, hubo quienes pensaban que era más efectivo rezar en latín que hacerlo en español.

Creo que más nos valdría visitar nuestro futuro antes de que nuestro futuro nos visite a nosotros.

 

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