Logo de Excélsior                                                        

Los Rojos, terror y traición

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

La madrugada del 20 de agosto pasado, policías estatales de Guerrero observaron a cuatro individuos transitando en motocicleta, con armas de alto calibre, a la vista de todos. Decidieron perseguirlos y los detuvieron. Dijeron llamarse Gerardo Pérez Grande, de 23 años, Jorge Luis Jaimes Sánchez, de 37, José Alfredo Tatempla Salazar, de 20, y José Rolando Hernández Curriche, de 33 años. En la delegación de la Fiscalía General de la República, en Chilpancingo, áreas de inteligencia federal descubrieron que Jorge Luis Jaimes Sánchez era en realidad Zenén Nava Sánchez, El Chaparro, principal jefe de la banda de Los Rojos, directamente vinculada a innumerables hechos de violencia, incluyendo los de la desaparición de estudiantes de Ayotzinapa, en Iguala, en 2014.

Zenén proviene de la familia que fundó el grupo delictivo y que dio cobijo a Santiago Mazari Hernández, El Carrete, luego de la muerte de Arturo Beltrán Leyva. El tío de Zenén, Jesús Nava Romero, fue uno de los sicarios que murió junto a Beltrán Leyva el 16 de diciembre de 2009, en Cuernavaca. Después de su muerte, los hermanos Nava Romero fundaron Los Rojos y heredaron, vía El Carrete, buena parte de sus relaciones criminales y políticas en Morelos y Guerrero.

El Carrete había sido capturado unos días antes de la detención de Zenén. Mazari Hernández se ocultaba en la sierra, bajo el cobijo de Onésimo Marquina Chapa, El Necho, a quien el propio Rafael Caro Quintero le había ordenado ocultar a El Carrete y a su círculo de seguridad más cercano.

El Carrete comenzó a abusar en tierras que estaban bajo control de los hermanos Nava Romero, en el municipio de Heliodoro Castillo, enclavado en la sierra de Guerrero, uno de los principales centros de producción de goma de opio en el país. Estableció su centro de operación en Tecomazuchil y sometió a la población. El Necho descubrió que El Carrete lo había traicionado, cuando ya tenía varios laboratorios de heroína, droga que enviaba a sus espaldas a Sonora, con uno de sus empleados, conocido como El Maytuli. El 25 de julio pasado comenzaron la guerra entre los dos grupos. Y el día 27 de ese mismo mes cayó el lugarteniente de El Carrete, Juan Castillo Gómez, El Teniente, quien había sido el jefe de sicarios de El Necho.

Los enfrentamientos comenzaron el día del cumpleaños de El Carrete, cuando estaban de visita en el poblado de Villa Xóchitl, donde vivía, su madre, su sobrina, su hijo y sus dos gemelitas, fruto de una relación sentimental con una joven apodada La Randall, una sonorense que fue detenida en 2017.

La gente comenzó a huir de la zona y avisaron al Ejército y a la Guardia Nacional. Entes de inteligencia del gobierno federal aprovecharon la situación para ubicar a El Carrete, que abandonó sin protección a su propia familia y se ocultó entre los más pobres de Villa Xóchitl. Tropas de élite del Ejército mexicano lo atraparon escondido, sucio, sudoroso y temeroso, tanto de la policía comunitaria que trabaja para El Necho, como de las fuerzas federales.
Fue encontrado en una casucha, junto a su lugarteniente, un personaje conocido como La Kika, un abusador procesado en Morelos por delitos graves contra mujeres.

Detenido El Carrete, comenzó otro enfrentamiento, esta vez entre El Necho y Zenén Nava Sánchez, apodado El Chaparro, por sus 1.53 metros de estatura. El Chaparro es un hombre con fuerte adicción a las drogas, peligroso y sádico, que se ensaña con sus víctimas a la hora de ejecutarlas. Mata por gusto.

Se confirmaron cuatro intentos, detectados por inteligencia federal, para liberar a El Chaparro: en el primero, ofrecieron al comandante operativo de la policía estatal un millón de pesos por soltarlo. El segundo intento fue de tres millones y medio de pesos para un delegado, que los aceptó, pero, al ver que el Ejército mexicano resguardaba la delegación de Chilpancingo, se retractó. El tercero fue organizado por su hermano Joaquín, quien quería liberar mediante la fuerza a El Chaparro. El cuarto intento, según información de inteligencia, será tratar de sobornar al juez que atienda su caso.

Caído también El Chaparro, El Necho, jefe del Cártel de la Sierra, siente que es ahora el líder de todo Guerrero. Tiene familiares y amigos en áreas del gobierno local y municipal y vive, además del narcotráfico, de la extorsión a comerciantes y mineros. Está escondido en la sierra de Guerrero, donde antes protegía a El Carrete, pero también teme ser traicionado, por sus abusos y por los aliados y enemigos que liquidó para hacerse del control del cártel, entre ellos un personaje apodado El tequilero. Está cercado, con un trabajo de paciencia e inteligencia, por elementos de las Fuerzas Armadas. No tardará en caer.

Comparte en Redes Sociales