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García Luna: ¿a quién le creerán?

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

 

El presidente López Obrador insiste casi cada día en reclamarle a los medios que hablen del caso García Luna cada vez que estalla algún escándalo en su gobierno. Lo cierto es que poco se podía hablar del caso del exsecretario de Seguridad Pública durante la administración de Calderón, porque la fiscalía de Nueva York no había podido terminar de armar el caso en su contra durante los más de tres años que han pasado tras las rejas desde que fue detenido el 10 de diciembre de 2019 en Dallas, Texas.

Y una vez iniciado el juicio habrá que ver hasta dónde llega el interés presidencial en la difusión del mismo, porque este proceso no tiene nada definido y García Luna puede sufrir una condena histórica, pero también terminar absuelto. El de García Luna no es el juicio del Chapo Guzmán, donde la única duda era determinar la condena que recibiría el entonces jefe del Cártel de Sinaloa, porque una exoneración era literalmente imposible.

García Luna nunca se declaró culpable de los delitos de los que fue acusado, como lo pretendía la fiscalía. La idea de ese grupo de fiscales, cercanos a William Barr, el exfiscal de Trump, era levantar un megaproceso contra México que comenzaba por El Chapo, a partir de los testimonios que se vertieron en el juicio de Guzmán Loera seguían con García Luna, de allí pasaban al general Salvador Cienfuegos y terminarían en algún presidente o expresidente de México. La ruta estaba diseñada, pero falló porque, primero, García Luna nunca negoció su presunta culpabilidad y siempre se declaró inocente, lo que obligó a la fiscalía a un juicio que no quería emprender. Luego, la inverosímil acusación contra el general Cienfuegos obligó a su liberación a menos de un mes de su detención. El megaproceso se cayó y el veredicto en el juicio contra García Luna está en la incertidumbre.

Las acusaciones contra el exsecretario de Seguridad se basarán en testimonios de narcotraficantes que fueron detenidos y enviados a Estados Unidos por el propio García Luna, y que declararon contra él años después, cuando ya se habían convertido en testigos protegidos, algunos con testimonios inverosímiles como el de Jesús, El Rey, Zambada, hermano del Mayo, que dice que le entregó entre seis y ocho millones de dólares en efectivo en una maleta a García Luna cuando estaba comiendo en un restaurante. Simplemente por el volumen, colocar ese dinero en un maletín o en una maleta ya es difícil, entregarla a un secretario de Seguridad en un restaurante, en medio de una comida, resulta inconcebible.

Son El Rey Zambada, el Vicentillo (hijo del Mayo Zambada), Sergio Villareal, El Grande, y Édgar Valdez Villareal, La Barbie, todos peligrosos delincuentes que a cambio de que les redujeran o quitaran condenas, se convirtieron en testigos protegidos y son los que ahora acusan a García Luna. Contra eso, la fiscalía quiere impedir, a toda costa, que testifiquen funcionarios del gobierno de Estados Unidos: de la DEA, la CIA, el FBI, las fuerzas armadas, el Homeland Security, que trabajaron con García Luna, reconocieron su trabajo e incluso lo condecoraron en varias ocasiones. García Luna fue un hombre cercanísimo a las autoridades estadunidenses durante toda su carrera e incluso cuando terminó su gestión, en 2012, se fue a vivir a Miami, donde se le dio residencia en forma inmediata.

Allí, con socios estadunidenses, hizo negocios y una relativa fortuna que está acreditada que no provino de recursos del crimen organizado. Eso no lo han podido refutar ni en Estados Unidos ni en México, donde las acusaciones contra García Luna son por contratos que se entregaron durante el gobierno de Peña Nieto, cuando Genaro ya no era funcionario público.

García Luna pudo haber cometido muchos errores, sobre todo políticos, puede haber hecho negocios luego de su cargo público, pero que sea acusado de relación con el narcotráfico por los mismos delincuentes que él detuvo y envió a Estados Unidos suena, por lo menos, poco lógico.

Todo eso será lo que se tendrá que analizar en la corte de Nueva York que encabeza el juez Brian Cogan, el mismo que dirigió el juicio contra El Chapo Guzmán, con los mismos fiscales que participaron en aquel proceso. Pero éste tendrá otras características, porque García Luna tiene, si se lo permiten, muchos más elementos para defenderse que El Chapo. Son dos historias diferentes que pueden tener finales distintos.

 

  • MORELOS

La fiscalía de Morelos rechaza ahora el pronunciamiento de la Fiscalía General de la República, así como el de la fiscalía de la Ciudad de México, e insiste en que la joven Fernanda Ariadna murió por congestión etílica, cuando las autopsias y peritajes de las otras dos fiscalías sostienen que fue por un golpe en la cabeza. La pregunta es por qué en Morelos se insiste en ocultar la verdad, cuando incluso existen testimonios en video de cuando Ariadna es sacada sin vida del departamento en el que murió. Por cierto, en Morelos acaban de romper relaciones el gobernador Cuauhtémoc Blanco con el partido que lo llevó al poder, el Partido Encuentro Social, se acusan mutuamente de corrupción.

 

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