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Éste sí será el juicio del siglo

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

El próximo juicio de Genaro García Luna en la Corte de Brooklyn no será parecido al de El Chapo Guzmán. Estarán en la Corte el mismo juez Brian M. Cogan, quien dictó cadena perpetua a Joaquín Guzmán Loera, y también el fiscal del Distrito Este de Nueva York, Richard P. Donoghue, quien solicitó formalmente la reasignación del caso de García Luna a la agenda del juez Cogan, bajo el argumento de que ambos casos están relacionados y la ejecución del proceso bajo las mismas características facilitará el ahorro de recursos jurídicos.

Eso quiere decir que las acusaciones contra García Luna se derivarán de los testimonios que se vertieron en el juicio de El Chapo Guzmán, sobre todo el de Jesús El Rey Zambada, hermano de Ismael El Mayo Zambada, el intocable líder del cártel de Sinaloa. Ese testimonio, paradójicamente, no fue utilizado originalmente por la fiscalía, sino por la defensa de El Chapo Guzmán. Le preguntaron a Zambada, que era renuente a dar respuestas, si había tenido una reunión con García Luna. Pregunta el abogado de El Chapo:

–Usted y su hermano se reunieron en 2005 con García Luna en un restaurante.

–No lo recuerdo, contesta El Rey Zambada.

El abogado defensor le dice que eso lo declaró a la Fiscalía cuando llegó a Estados Unidos, paradójicamente enviado por García Luna, que fue también quien lo detuvo.

–En un segundo encuentro, ¿le entregaron otro portafolio con dinero?, vuelve a preguntar el defensor.

–Correcto, contesta Zambada.

–Tres o cinco millones de dólares, ¿correcto?

–Sí había dinero, contesta Zambada, quien no da cifra alguna.

–Era dinero de su hermano El Mayo, esto fue en 2007, ¿correcto?, sigue el defensor de El Chapo.

–Correcto, contesta una vez más Zambada.

–Además de la relación con su hermano, ¿García Luna tenía compromisos con los Beltrán Leyva?

–Correcto, así de lacónico vuelve a contestar el hermano de El Mayo.

Se explaya más cuando dice que en 2005 también entregaron millones de dólares al entonces secretario de Seguridad del gobierno capitalino, durante la administración de López Obrador, Gabriel Regino, “porque iba a ser el próximo secretario de Seguridad si su jefe ganaba las elecciones”.

Y muy poco más.

Lo que trató de demostrar la defensa de El Chapo es que éste no era en realidad el jefe del cártel de Sinaloa, sino una figura más de ese grupo. No trató de demostrar que era inocente, imposible ocultar su papel en el narcotráfico, sino que su rol era secundario para así obtener una sentencia menor. Por eso, éste y otros interrogatorios a testigos protegidos de la fiscalía no fueron realizados por el equipo del fiscal Donoghue, sino por los defensores de El Chapo.

Eso quizás debilitará la presentación de la Fiscalía en el juicio contra García Luna, que usará esos mismos testimonios para respaldar su caso, pero la gran diferencia estará en que el exsecretario de Seguridad Pública no se va a declarar culpable o parte de un mecanismo de corrupción que lo superaba. Mientras El Chapo buscó como defensor a Jeffrey Lichtman, un especialista en temas de crimen organizado, que había logrado la liberación del mafioso John Gotti III, la defensa de García Luna la llevará la firma de abogados Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan, uno de los despachos más grandes del mundo, especializado en delitos de cuello blanco, fraudes contables, financieros, fiscales, lavado de dinero, corrupción y soborno, así como normas antimonopolios e inmigración. La defensa de García Luna la llevarán Lauren Dickie, exfiscal del Departamento de Justicia; el colombiano–estadunidense Juan P. Morillo y el mexicano Martín Cano.

El Chapo decidió no presentar testigos de descargo, utilizó a los de la fiscalía. García Luna seguramente sentará como testigos a muchos de los funcionarios estadunidenses que trabajaron con él durante décadas, incluyendo a varios de los principales mandos de la seguridad de ese país.

No hay fecha para ese juicio, pero la rapidez con que se llevó la vista judicial de Dallas demuestra una cosa: se quiere entrar de lleno en ese proceso y hacerlo con la diligencia que el caso amerita (dudo que se pueda hacer en unos pocos meses, esos procesos suelen llevar bastante tiempo de preparación) y en medio de una batalla legal que será mucho más dura que la que se libró en el juicio de El Chapo que estaba condenado de antemano. Se librará en la Corte de Brooklyn, pero sus repercusiones se sentirán en todo México.

 

Nos tomaremos unos días de descanso, le deseo Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo. Nos volvemos a encontrar con estas Razones, el lunes 6 de enero. ¡Felicidades!

 

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