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El piloto del Chapo y Gadafi en Coahuila

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

Es difícil de explicar cómo pudo haber ocurrido cuando el costo de la irresponsabilidad, la incompetencia y los errores han causado la muerte de trece personas, incluyendo la destrucción casi completa de dos familias. El piloto del avión accidentado en Coahuila, un Challenger que venía de Las Vegas y tenía como destino Monterrey, con diez pasajeros y miembros de la tripulación, era Juan José Aguilar Talavera, un hombre con un historial que hacía inverosímil que estuviera a cargo de este tipo de vuelos.

Aguilar Talavera fue detenido en el 2006 por haber pertenecido a una célula de narcopilotos que trabajaban para el Chapo Guzmán, acusado de haber introducido al país ciudadanos colombianos indocumentados (todos ellos ligados a cárteles de ese país), de lavado de dinero y tráfico de drogas. Fueron detenidos Juan José y su hermano Miguel. Entre quienes eran sus “pasajeros frecuentes” se encontraba Diana Lorena Toro Díaz, calificada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como operadora financiera del cártel de Sinaloa y de la red encabezada por Alejandro Flores Cacho, quien a su vez era propietario de diversas aerolíneas privadas utilizadas para el tráfico de drogas, como LuzAair S.A. de C.V.

En 2006, Aguilar Talavera fue detenido junto con otras diez personas cuando preparaban el embarque de cinco toneladas y media de cocaína en un avión DC-9 decomisado en Ciudad del Carmen, Campeche. Uno de los detenidos, el venezolano Miguel Vicente Vázquez, fue sentenciado a 17 años de prisión por ese caso, pero no se sabe qué ocurrió con Aguilar Talavera o si recibió sentencia alguna por el caso.

Lo cierto es que, apenas cinco años después, Aguilar Talavera ya estaba a cargo de una operación que parecía de política ficción: rescatar a Saadi Gadafi, el hijo de Muamar Gadafi de Niger (donde estaba refugiado), para trasladarlo a México y ocultarlo en una villa en Punta Mita. En diciembre del 2011, se dio a conocer que, como parte de un operativo denominado “Huésped”, se había tenido información de que se trataría de hacer ingresar a México, de manera ilegal, a Saadi Gadafi y a otros tres miembros de su familia, y que se había logrado capturar a cinco de los involucrados en esa trama.

Los miembros de la organización que quería traer a Gadafi a México eran Cynthia Ann Vanier, canadiense, contacto directo con la familia Gadafi, lideresa del grupo y encargada de las finanzas de la operación; Gabriela Dávila Huerta y/o Gabriela Dávila de Cueto, mexicana residente en Estados Unidos, enlace logístico y contacto para la falsificación de documentos para la familia Gadafi. Pierre Christian Flensborg, de nacionalidad danesa, era el encargado de la logística, y el mexicano José Luis Kennedy Prieto, el encargado de conseguir la documentación apócrifa.

Juan José Aguilar Talavera era el piloto escogido para traer en un vuelo privado a Gadafi a México. Según la investigación de la SIEDO, cuando la trama comenzó a quedar al descubierto en Canadá, Aguilar Talavera se negó a seguir en el grupo. Al no llevarse a cabo la operación, el capitán Juanito, como se le conocía, no enfrentó cargos.

Lo cierto es que Aguilar Talavera apareció ahora piloteando vuelos internacionales en una empresa de aviación privada fantasma, que está registrada en Utah bajo un nombre estadunidense, pero no se conoce a sus propietarios reales, que son mexicanos. La licencia de vuelo de Aguilar no estaba vigente y cometió, según la información oficial, un grave error al tratar de sortear, ganando altura, una tormeta de granizo y fuertes vientos, que ocasionó el desplome del avión.

No se puede hablar simplemente de un accidente. La investigación debe ir mucho más allá, iniciando con la pregunta de por qué un piloto que trabajó para el cártel de Sinaloa y tuvo participación en acciones fuera de la ley termina volando vuelos privados internacionales desde México.

 

 
EL SS100 E INTERJET

Desde 1967 ningún avión comercial ha caído, se ha incendiado fatalmente, porque haya recibido un rayo. Pero ayer, según la información oficial, eso es lo que ocurrió en Rusia. El avión de Aeroflot, que tuvo un aterrizaje de emergencia, se incendió y dejó 41 víctimas, es el primero en 50 años que sufre un accidente de este tipo. Los especialistas culpan al modelo del avión, un Superjet 100 ruso, muy defectuoso. Y, si no, que le pregunten a Interjet que no sabe cómo deshacerse de los 22 aviones que compró a ese empresa rusa-italiana y que le han ocasionado innumerables problemas.

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