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De Djokovic a Andrés, de Kate a Cuau

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

No podemos asombrarnos de que el presidente López Obrador diga que el covid se cura con religiosos detentes o con Vaporub, cuando Novak Djokovic, el número uno del tenis mundial, un fervoroso militante antivacunas, se juega su carrera mintiendo descaradamente a las autoridades australianas para jugar sin vacunarse, o cuando el príncipe Andrés debe ser despojado de todos sus títulos reales por su madre porque está acusado de abuso sexual a una menor que él dice no recordar o cuando Trump, en su primer mitin del año, reivindica su gran relación con López Obrador a pesar, dijo, de que AMLO “es un comunista”, que envió 17 mil elementos de la Guardia Nacional (del ejército, dijo Trump en Arizona) para apoyar, dice Trump, su muro.

En el camino nos enteramos de la indignación de Kate del Castillo porque era investigada por la PGR, ya que mantenía relación con el narcotraficante más buscado del mundo, el Chapo Guzmán y la entonces PGR descubrió que ése era un camino para llegar al capo. O que la actual fiscalía de Veracruz acuse de asesinato al secretario ejecutivo de la Junta de Coordinación Política del senado, José Manuel del Río Virgen, porque luego del asesinato del candidato a presidente municipal de Cazones, en Veracruz, René Tovar, Del Río firmó un papel reconociendo que su partido, Movimiento Ciudadano, respaldaría a quien fuera elegido entre dos aspirantes a suceder al asesinado Tovar en las elecciones que se realizarían unos días después. Con eso al gobierno de Cuitláhuac García le alcanzó para ordenar detenerlo.

Djokovic es el mejor tenista del mundo, pero también un mentiroso, un ignorante, que intentó burlar una y otra vez a las autoridades australianas para tratar de violar sus leyes, no vacunarse y jugar el Abierto de Melbourne. El tenista serbio argumentó que el 16 de diciembre pasado tuvo covid y que una prueba lo confirmó, pero que el 17, un día después, estuvo en una entrevista con un medio deportivo “porque le dio pena cancelarla”, lo mismo que las actividades que desarrolló en los días posteriores. No se vacunó porque no cree en las vacunas a pesar de ser un personaje público que interactúa cotidianamente con numerosas personas. Violar las leyes australianas que obligan a estar vacunado para ingresar a ese país, no le pareció importante. Fue expulsado de Australia y si se aplican las leyes en Estados Unidos, tampoco podrá disputar los torneos de Miami e Indian Wells en las próximas semanas. En México y en el mundo hay quienes retuitean con entusiasmo el mensaje “Yo, con Djokovic”.

Quizás por eso y por estos rumbos, nuestro Presidente ya enfermó de covid, y reunido presencialmente con el secretario de Gobernación y de Hacienda, recomendó el Vaporub y el apapacho familiar para tratar el ómicron. Algunos creen que fue una broma.

Boris Johnson y el príncipe Andrés son la pareja de moda en Gran Bretaña. El primer ministro al que cada vez parecen quedarle menos días al frente del gobierno británico, se supo que organizó una fiesta en pleno confinamiento, en la casa de gobierno, en el 10 de Downing Street, en Londres, para celebrar un día de buen clima en mayo, a la que acudieron 40 colaboradores. Fueron invitados por mail y se les pedía a todos ellos llevaran su botella de alcohol. Mientras eso ocurría, a los londinenses se les prohibía que visitaran a sus familiares, incluso ir a entierros y no se podían reunir más de dos personas, fuera de la familia más cercana. Johnson se disculpó ante el Parlamento diciendo que creía que aquello había sido una reunión de trabajo. 

Al mismo tiempo, el príncipe Andrés fue despojado de todos sus títulos por su madre, la reina Isabel, antes de que comience el juicio en su contra en Estados Unidos acusado de haber abusado sexualmente de una joven de entonces 17 años, en compañía de su buen amigo, el ya fallecido, se suicidó antes de ir a juicio, el pedófilo Jeffrey Epstein. El argumento que usó Andrés para defenderse es que no se acordaba de la joven que lo acusa, a pesar de una foto en el que aparece abrazado con ella. Y dice que el día en que se tomó esa foto no estaba en esa fiesta, sino cenando en un PizzaHut. 

En Morelos, el gobernador Cuauhtémoc Blanco dice que no se acuerda de la foto en la que aparece con tres connotados narcotraficantes, y un cura que pregona la necesidad de llegar a acuerdos con los narcos, para tratar de ayudarlo, dijo que fue tomada un 12 de diciembre de 2019 en una iglesia de Yautepec. El único problema es que ese día el Cuau estaba en una reunión de la Conago.

Kate del Castillo dice que fue perseguida por las autoridades porque la PGR montó un operativo para seguir sus pasos desde que se comunicó con el Chapo Guzmán, entonces fugado del penal de Almoloya, supuestamente para hacer una película sobre el narcotraficante más buscado del mundo. Un reportaje basado en el expediente del caso que publicó El País confirma cómo fueron seguidos los pasos de la actriz que incluyeron una reunión de ella, el actor Sean Penn y dos productores con el Chapo Guzmán en Sinaloa. Esos seguimientos llevaron, semanas después, a la captura de Guzmán Loera. Kate dice que esa investigación de la PGR, que no ejerció acción penal contra la actriz, fue una persecución política en su contra. Cuántas tonterías y realidades alternas, cuánta sinrazón, y anticientificismo en todos lados.

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