Logo de Excélsior                                                        

Mentiras que matan

Jorge Camargo

Jorge Camargo

Mandar a volar a las instituciones puede ser un desafortunado eslogan de campaña, pero ser gobierno y mandar a volar a los organismos internacionales, más cuando se quiere presidir uno, y a los países que los integran, es otra cosa distinta y ciertamente grave.

En días pasados, el polémico subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, seguramente rememorando sus años en el Consejo Estudiantil Universitario (CEU) y hablando sobre la pandemia y la obesidad, se refirió a los refrescos como “veneno embotellado”. ¿Se quedaría con las ganas de frasear “porque son aguas del imperialismo yanqui”?

Más allá, el pasado martes, al responder a un duro desplegado de la industria refresquera, López-Gatell dijo que “por eso hicimos la política de los etiquetados frontales”.

El funcionario desvela, en los hechos, que la Norma Oficial Mexicana 051 o Etiquetado Frontal de Advertencia fue construida bajo “prejuicios” y una clara “parcialidad”, lo que, sin duda, es una violación al debido proceso, lo que se constató, además, al ignorar los comentarios de la industria en la simulación de la consulta abierta para dicha norma.

Aclarando que a mí no me paga ningún interés imperialista, López-Gatell ha ideologizado el tema del Etiquetado Frontal de Advertencia en lugar de buscar un acuerdo, como se hizo en Chile y en los países del Mercosur, además de Costa Rica, que, por cierto, se inconformó contra la NOM-051 ante la OMC.

En esa lógica vil, dicho con todo respeto, está buscando culpar a la industria de las muertes por covid-19. Dice que ésta hizo a los mexicanos obesos y, por lo tanto, se están muriendo. Sin duda, es una falacia, porque los errores en la conducción de la pandemia son claramente atribuibles al funcionario, como hay evidencia clara en los señalamientos de la OMS/OPS.

Asimismo, la propia Secretaría de Economía le advirtió que las modificaciones a los reglamentos de control sanitario de productos y servicios y de la Ley General de Salud en Materia de Publicidad, derivados de la NOM-051, debían llevarse a consulta a la Organización Mundial del Comercio (OMC), por constituir obstáculos técnicos al comercio y violar el T-MEC y otros tratados en materia de derechos de propiedad industrial.

La propia norma fue denunciada (elevaron su preocupación) en la OMC por Estados Unidos, la Unión Europea, Costa Rica, Suiza, El Salvador, Canadá y Guatemala, desde 2019, y apenas en junio pasado, el gobierno de México envió una nota aclaratoria que no responde a los reclamos de esos países.

Es decir, mandó a volar a esas naciones que representan a sus industrias ante la OMC, y aun así pretende presidirla candidateando a Jesús Seade. Puede que sea un extraordinario candidato, pero el país que representa no tiene el menor aprecio por el cumplimiento de las leyes y eso debe ser sopesado por la comunidad de naciones.

Otra evidencia. En los spots de televisión que la Profeco presentó el 22 de junio en la mañanera para promover la salud y en contra de la obesidad y los productos ultraprocesados, se llama a privilegiar la compra de productos mexicanos sanos y evitar los importados, que son procesados y altos en grasas. Contrario al espíritu de la OMC.

Para la reflexión. Chile inició el etiquetado frontal en 2016. La OCDE reportó en diciembre de 2019: “El mayor desafío de Chile, sin embargo, es que el 34.1% de los adultos son obesos y 44.5% de los niños son obesos o tienen sobrepeso”. Es decir, no ha funcionado.

Llama a instalar comedores en escuelas y promover el ejercicio. Mientras, aquí, recortamos recursos al tratamiento de obesidad y negamos que sea un problema estructural... Las mentiras también matan.

Comparte en Redes Sociales