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¿Cómo afecta el covid a la niñez?

Jesús Sesma Suárez

Jesús Sesma Suárez

Ante la pandemia de covid-19, los esfuerzos se han encaminado en poner en marcha acciones de prevención ante el contagio y de atención a la salud de las personas infectadas, sin embargo, sabemos que esta crisis de salud está dejando efectos colaterales que van golpeando duro a todos los sectores y grupos sociales y, aun cuando en este momento dichos efectos no son igual de visibles para todos, hay temas que merecen atención, entre ellos la situación de la niñez, que podría ser uno de los sectores más afectados en el mediano y largo plazos.

Y no me refiero sólo al riesgo que corren los niños y adolescentes ante el hecho de contraer el virus; las consecuencias en este contexto van mucho más allá.

Tal como lo han determinado diversos especialistas desde que inició la pandemia, los adultos mayores y las personas con enfermedades pulmonares crónicas, con obesidad, diabetes, problemas hepáticos y VIH, entre otras, se encuentran entre las más vulnerables. En lo que respecta a los menores, aun cuando la pandemia lleva más de 10 meses, no se ha podido determinar de qué manera puede afectar a niños, niñas y adolescentes, o bien, qué características hacen más propensos al contagio a unos que a otros.

Los menores tienen un sistema inmunológico aún en desarrollo que los deja más expuestos a las infecciones, sin embargo, el covid-19 no puede considerarse aún una enfermedad de alto riesgo para este sector, pues, según los especialistas, entre el 80 y 85% de las y los niños que se infectan tienen síntomas muy leves y sólo menos del 5% presentan síntomas graves. Cabe señalar que, hasta ahora, México suma más de 37 mil niños infectados y cerca de 400 han perdido la vida.

Pero no es sólo el impacto a la salud lo que puede afectar el desarrollo de la niñez en nuestro país; como lo mencioné al principio, los efectos colaterales van mucho más allá. El propio estrés que ha generado el encierro y el cambio abrupto de actividades pueden generar un impacto negativo en el desarrollo de los menores, eso en el caso de los más afortunados, pues hay miles de niñas y niños que, ante esta situación, han quedado más expuestos a situaciones de maltrato doméstico, descuido, violencia y explotación laboral.

El escenario que puede dejar la pandemia no es menor, se deben tomar cartas en el asunto en favor de la niñez, pues, de por sí, retos como la lucha contra el abuso infantil y la explotación sexual y laboral de menores representaban ya batallas difíciles por vencer.

Los resultados más recientes de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2019 señalaron un aumento en esta materia, exponiendo que más del 56% de los menores que trabajan lo hacen por más de 15 horas a la semana y la gran mayoría recibe menos de un salario mínimo o no tiene una remuneración económica por su trabajo. La encuesta especifica, además, que más del 40% de los menores que laboran lo hicieron para aportar ingresos a su hogar y el resto para cubrir sus propios gastos o apoyar en el negocio familiar.

Esto quiere decir mucho, pues aun cuando los resultados de la ENTI 2019 hablan de la situación previa a la pandemia, nos dan un escenario de lo mucho que puede empeorar la situación tras la crisis derivada de ella. Pensemos en los niños y niñas cuyos padres han perdido el empleo, lo mucho que puede haber disminuido el ingreso familiar en los hogares; o en todos aquellos menores que han perdido a sus padres en manos del covid-19.

 

Esos menores serán niños, niñas y jóvenes que se verán en la necesidad de trabajar y, probablemente, muchos de ellos abandonarán sus estudios. En ese sentido, las prioridades son claras: la niñez nos necesita y las estrategias de recuperación deben incluir la atención a este sector entre sus prioridades. Probablemente los niños y las niñas no tengan noción de la magnitud del problema que enfrentan, pero nosotros sí y es nuestro deber poner manos a la obra.

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