Las curvas de la pandemia

Javier Aparicio
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La crisis pandémica que azota al mundo está plagada de incertidumbre. En el caso de México, el saldo final de la pandemia aún está lejos de conocerse. Hay que recordar que las cifras que se dan a conocer día con día reflejan el estado de le enfermedad con cierto rezago. Los nuevos casos confirmados registrados el día de hoy, en realidad se contagiaron varios días atrás, acudieron a los centros médicos y se les realizaron pruebas clínicas días antes de que queden registrados.

Lo mismo ocurre con las defunciones. Por ejemplo, las 236 defunciones dadas a conocer el pasado cinco de mayo, en realidad se contagiaron entre una y dos semanas atrás, o quizás antes, puesto que el registro de las defunciones también toma cierto tiempo.

Las cifras acumuladas tanto de casos como de defunciones deben ser interpretadas con cautela. Por un lado, se ha explicado que los casos activos en realidad son sólo una fracción del total de casos acumulados. Así, de los más de 26 mil casos acumulados al cinco de mayo, puede decirse que sólo una cuarta parte de ellos es activa y por ende capaz de producir más contagios. El resto ya contrajo la enfermedad, en su gran mayoría la sobrevivió y, además, se espera que ya no producirá contagios adicionales.

Por otro lado, también se ha explicado que los casos confirmados mediante pruebas clínicas en realidad sólo representan una fracción de los contagios totales. Así, detrás de los 26 mil casos confirmados acumulados o los 6 mil 700 casos activos, en realidad puede haber diez o veinte veces más casos. Muchos quizás sean leves —o incluso asintomático— y no acudirán a los centros de salud, pero bien pueden contagiar a otras personas.

Los casos más graves requieren hospitalización o intubación por varios días. En esta etapa de la contingencia es de suma importancia impedir que los sistemas de salud se vean rebasados por la demanda. Pero de nuevo, las cifras de hospitalización son un indicador rezagado del número de contagios reales. También puede ser un indicador sesgado, dado que sólo parte de la población es derechohabiente o cuenta con los recursos para recurrir a servicios privados de salud.

Esto quiere decir que cuando se observe que el número de nuevos casos diarios comience a disminuir sistemáticamente, será porque el nivel máximo de contagios por día ocurrió unos días atrás. El llegar a la cima de la curva de contagios es buena señal, sin duda, pero también será el momento en que será más fácil contagiarse.

Todo lo anterior sugiere que debemos ser extremadamente cautelosos antes de cantar victoria frente a la pandemia en México. Si la sociedad percibe que la enfermedad ya ha sido controlada o mitigada, o que un modelo predictivo sugiere que “ya pasó lo peor” y, en respuesta, decide relajar precauciones, puede producirse un rebrote en cuestión de días. Al inicio de la epidemia es sumamente importante reaccionar a tiempo: es preferible anticiparse. En la segunda mitad o hacia el final de ella es igualmente importante no reaccionar de manera prematura.

De manera simultánea está ocurriendo una fuerte crisis económica. De modo análogo a la COVID-19, los indicadores disponibles para medirla también tienen cierto rezago, pero a diferencia de la enfermedad, estos indicadores son diversos y de sobra conocidos. Se tiene prácticamente la certeza de que habrá una recesión. Lo que es incierto es su magnitud. Esto quiere decir que la recaudación fiscal será menor a lo esperado. Pemex incurrirá en más pérdidas este año que el anterior. Los fondos de estabilización presupuestaria se agotarán este año. La deuda como porcentaje de PIB ineludiblemente aumentará. Al reducirse el tamaño de la economía y la recaudación, el presupuesto y las transferencias a estados y municipios disminuirán para 2021. La incertidumbre, de nuevo, es la magnitud de todos estos efectos.

La curva del crecimiento económico en México tendrá una brusca caída. Habrá una recuperación que podrá ser rápida o lenta, dependiendo de qué tan rápido se recupere la economía norteamericana, por un lado, y del tipo de medidas fiscales y monetarias que se implementen en México. Conforme se acerque 2021, la discusión sobre una reforma fiscal o la revisión del pacto fiscal se volverá ineludible. Ojalá que el gobierno reaccione a tiempo.

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