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Rigidez vs. flexibilidad

Imagen de la Mujer

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Por Brenda Jerusalén Romero

¿Qué tan frecuentes son los mensajes polémicos de algunos políticos o servidores públicos como sexistas o misóginos? Mensajes enviados a sus seguidores, al personal con el que trabajan o a la gente en general; mensajes que reflejan las creencias más arraigadas: los valores. Aunque emiten un segundo mensaje “políticamente correcto” en el que se retractan o señalan que sus palabras no fueron comprendidas o fueron sacadas de contexto ¿cómo creerles después?, ¿cómo no suponer que esconderán sus verdaderos pensamientos y creencias en torno al tema? Que estos serán revelados únicamente en su grupo de cercanos, entre aquellos que comparten y también fomentan esas ideas y valores en sus contextos habituales. ¡Qué lamentable!, una perfecta oportunidad de cambio desperdiciada.

¡Urge derrumbar mitos! Es urgente cambiar creencias que encasillan a los otros y a uno mismo por sexo, por edad, por color de piel, por religión, por orientación sexual, por ingreso económico. ¿Será posible romper con estereotipos? ¿Podremos actuar sin prejuicios? ¿Cómo saberlo si no lo intentamos?

Es necesario un compromiso con el cambio a partir de lo individual hacia lo social y viceversa. Si seguimos creyendo que la realidad percibida es la única válida, si no nos movemos sólo un poco y seguimos pensando que son los otros quienes están equivocados y sólo a ellos corresponde cambiar, entramos en una dinámica en la que no se asume responsabilidad ni se reconoce que la propia percepción tiene un límite, pues la realidad se crea a partir de diferentes perspectivas; así permaneceremos estáticos, rígidos y anacrónicos, entonces estaremos enojados, constantemente, con todo lo que se escucha o se ve diferente. Tal vez en algún momento tendremos un estallido de palabras o de acciones y si el contexto lo exige, se tendrá que dar un mensaje políticamente correcto sólo para salvar un cargo o una imagen, mientras que en el fondo se continúa sin asumir la responsabilidad que corresponde, ya sea como servidor público o como persona común.

Hoy las redes sociales presentan continuos ejemplos de estos estallidos, a partir de una visión limitada se produce la expresión de la ira, dejamos de escuchar al otro, descalificamos todo su discurso dando por hecho que éste no tiene una gota de verdad o de razón, sólo queremos ser escuchados e imponer nuestra idea. El otro deja de ser una persona que desea expresar algo y se convierte en un enemigo a vencer, alguien que no merece respeto porque sus ideas no se parecen a las mías.

Olvidamos cuestionar nuestras propias ideas, de vez en cuando ponerlas en duda, pues el que provengan de la familia no las hace automáticamente válidas o que deban permanecer intactas hasta el final de nuestros días, eso es rigidez mental y el costo de ésta es el sufrimiento para quien la tiene, así como para las relaciones que mantiene. Contrariamente, entre más flexibilidad mental haya, mayor adaptabilidad y bienestar experimenta la persona y en sus relaciones con los demás. Cuando comenzamos a reflexionar y a cuestionarnos, nos quedamos con aquello que es realmente útil, podremos incorporar nuevas ideas, acomodamos nuevos conceptos a los ya existentes y cuando hacemos esto, se abre un generoso y respetuoso espacio para las ideas de los otros, se facilitan los puntos de encuentro con aquello que se ve y se escucha diferente. Se experimenta un cambio real, que nos hace más libres en lo individual y que a la vez puede acercarnos a los demás.

@BrendaJerusalen

existocomobj@gmail.com

 

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