Tod@s somos Nicaragua

Francisco Guerrero Aguirre Punto de equilibrio
Suscríbete a nuestro boletín

Recibe las últimas noticias y mantente siempre informado

Correo electrónico
Enviar

El deterioro cotidiano de la democracia en Nicaragua ha sido motivo de múltiples condenas internacionales. El pasado 20 de octubre, el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), con 26 votos a favor, 7 abstenciones y ningún voto en contra, aprobó una resolución en la que exige al gobierno nicaragüense la liberación inmediata de los candidatos presidenciales y de los presos políticos.

La resolución dejó constancia de que no existen condiciones para la celebración de elecciones creíbles y confiables, del deterioro de la situación de los derechos políticos y los derechos humanos y del empeño del gobierno en minar el proceso electoral del próximo 7 de noviembre de 2021.

La OEA urgió con vehemencia al gobierno de Nicaragua a poner en práctica los principios de la Carta Democrática Interamericana (CID), junto con las reformas electorales acordadas, con el fin de que se celebren elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y transparentes, con observación electoral internacional independiente.

Finalmente, la OEA se reservó el derecho de adoptar, si es necesario, otras acciones en conformidad con la Carta de la Organización de Estados Americanos y la Carta Democrática Interamericana.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, señaló que el estado de la democracia en Nicaragua no es un problema sólo de los nicaragüenses, es un problema de tod@s. Nicaragua tiene la obligación internacional, a partir de su propio compromiso con los instrumentos del sistema interamericano, de respetar y hacer valer los derechos humanos, así como de garantizar el ejercicio pleno de los derechos políticos de la ciudadanía.

Por desgracia, todos los llamados de la comunidad internacional han sido ignorados sistemáticamente por el régimen de Daniel Ortega. El Estado no ha permitido la realización de reformas que permitan un proceso electoral con condiciones básicas, por el contrario, ha iniciado un proceso para eliminar toda competencia real y cualquier capacidad de la oposición política para participar con mínimas garantías en la contienda electoral.

Este último proceso de descomposición se reflejó con la promulgación de leyes con la única finalidad de silenciar a los críticos, suprimir la competencia política y transformar el proceso electoral de 2021 en una penosa simulación.

BALANCE

Nicaragua atraviesa una violenta erosión democrática. No sólo no está en condiciones de celebrar elecciones con las mínimas garantías de un proceso electoral libre, justo y transparente, sino que ha renunciado en los hechos a sus compromisos internacionales en materia de democracia y defensa de los derechos humanos.

Hoy en día, Nicaragua no goza de separación de poderes; su autoridad electoral ha sido cooptada por el Poder Ejecutivo; la libertad de expresión vive bajo ataque; los líderes políticos de la oposición están presos; no existe debido proceso; los partidos políticos opositores son cancelados; no habrá observación electoral independiente; cientos de miles de personas han huido a causa del deterioro de las libertades fundamentales y la falta de garantías para el ejercicio de sus derechos humanos; entre muchas otras lamentables condiciones.

La resolución de la OEA es una señal de socorro internacional, es un “SOS democrático”. No podemos dejar solos a las y los nicaragüenses, su pueblo exige que los demócratas de la región alcemos la voz y exijamos democracia y libertad para Nicaragua. No lo olvidemos: los pueblos de las Américas tienen el derecho a la democracia y sus gobiernos, la obligación de promoverla y defenderla. Hoy tod@s somos Nicaragua.

Comparte en