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El Informe de IDEA: desencanto y populismo

Francisco Guerrero Aguirre

Francisco Guerrero Aguirre

Punto de equilibrio

International Institute for Democracy and Electoral Assistance (IDEA) presentó recientemente la segunda edición de su informe bienal: El estado de la democracia en el mundo y en las Américas 2019. Confrontar los desafíos, revivir la promesa. (Informe: https://www.idea.int/publications/catalogue/summary-global-state-of-demo...).

El estudio contiene una serie de índices que evalúan el comportamiento democrático en 158 países desde 1975 hasta la actualidad y busca medir el avance de los objetivos de desarrollo sostenible. En él, se detallan los avances democráticos en las últimas cuatro décadas, así como las tendencias hacia el futuro.

A pesar de sus limitaciones y descalabros, la democracia continúa ampliando su alcance en todo el mundo y el número de democracias sigue en aumento. Más de cuatro billones de personas viven ahora en alguna forma de democracia.
La proporción de países no democráticos se ha reducido a menos de la mitad desde 1975 (el 68% de los países en 1975 frente a sólo el 20% en 2018).

Sin embargo, existen señales preocupantes de erosión democrática como la pérdida de calidad en el ejercicio público y graves dificultades para cumplir las expectativas de los ciudadanos, quienes exigen un mejor desempeño de sus gobiernos.

El retroceso democrático, una forma específica de erosión democrática que implica el debilitamiento intencional del sistema de separación de poderes a través de restricciones a las libertades civiles, ha sido cada vez más frecuente en el último decenio.

Los partidos y políticos populistas han aumentado sus electorados en muchos países.
El desencanto que produce la incapacidad de los partidos políticos tradicionales para hacer frente a los problemas sociales y económicos ha impulsado a numerosos votantes a apoyar vías alternativas de acción política, lo que contribuye al ascenso de partidos y movimientos extremistas.

De igual manera, la comunicación digital proporciona un canal de comunicación en el que los rumores y la desinformación se difunden a una velocidad sin precedentes, lo cual puede contribuir, asimismo, a socavar la confianza en los procesos electorales.

América Latina y el Caribe registran los niveles más altos de desigualdad socioeconómica del mundo, lo que se ha traducido en un acceso muy desigual al poder político. Eso también ha conducido a que las tasas de delincuencia y violencia sean las más elevadas del mundo. Combinado con el alto grado de corrupción, esto socava la confianza en la democracia y alimenta el descontento cívico.

Los partidos políticos están sufriendo una crisis de representación. Esta crisis se deriva de su dificultad para adaptarse a la transformación social y a las crecientes expectativas de una clase media decepcionada por la falta de resultados a la hora de combatir la corrupción y las desigualdades.
En algunos países, este hecho ha llevado a los votantes de los partidos tradicionales a apoyar a líderes antisistema.

Como lo apunta con claridad el Informe de IDEA Internacional, el valor, viabilidad y futuro de la democracia están siendo puestos a prueba. La proporción de democracias de alta calidad está en descenso y muchas de ellas se enfrentan a los retos del populismo.


 BALANCE

El informe nos da muchas alertas: nos muestra ciudadanos insatisfechos en sus demandas, desencantados con la brutal desigualdad económica y movilizados por redes sociales críticas y despiadadas. Estamos a la puerta del fanatismo político más destructivo y de una polarización creciente que han dado cabida al populismo y el extremismo más irracional.

Como lo demostró el “otoño caliente” que hemos vivido en el hemisferio, existen muchos riesgos de que el desencanto progresivo por la democracia nos lleve a escenarios de anarquía, caos y violencia. El reto no sólo es abordar los riesgos inminentes y mitigarlos con estricto apego a los derechos humanos y las prácticas democráticas, sino también apuntalar la resiliencia de los sistemas democráticos y así recuperar la confianza pública en sus instituciones y la política.

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