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2015: ¿abstencionismo de escándalo?

Francisco Guerrero Aguirre

Francisco Guerrero Aguirre

Punto de equilibrio

En un estudio muy ilustrativo, el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados elaboró, en abril de 2012, una radiografía precisa sobre el fenómeno del abstencionismo electoral y su vinculación con nuestra cultura política.

De acuerdo con el documento, el abstencionismo en las elecciones federales se ha duplicado. Entre 1994 y 2009 se realizaron tres elecciones presidenciales, en las cuales la inasistencia a las urnas pasó de 22.84 a 41.45%. En 2012 esta tendencia se revirtió al disminuir el fenómeno a 36.92%. La irrupción de las redes sociales, el trabajo de promoción del IFE y la alternancia en el Ejecutivo federal favorecieron una mayor participación ciudadana.

El panorama para la elección concurrente que se llevará a cabo el 7 de junio resulta aún incierto. Las tendencias nos indican que el nivel de abstencionismo se incrementa en las elecciones intermedias. Entre 1991 y 2009, las elecciones presidenciales tuvieron un promedio de abstención de 33.44%, en tanto que el de las intermedias fue de 47.91%. En síntesis, a l@s ciudadan@s les interesa menos elegir legisladores que al Presidente de la República.

Gracias a la Reforma Electoral, en esta ocasión se renovarán de manera inédita nueve gubernaturas y 17 Congresos estatales, además de la Cámara de Diputados. Será una suerte de Super Sunday que debería, hipotéticamente, atraer de manera masiva a l@s elector@s por el efecto inmediato que tienen los gobiernos locales en la vida cotidiana de la ciudadanía.

Sin embargo, la evidencia demuestra que las elecciones para gobernador no necesariamente resultan atractivas para la gente. Entre 2000 y 2011 el promedio de abstencionismo para este tipo de comicios se ubicó en 44%. Destaca que cuando se presenta alternancia y alta competencia disminuye el porcentaje de abstencionismo. Al contrario, en los estados sin alternancia tiende a incrementarse. Es decir, cuando la contienda se hace más intensa, el incentivo para l@s elector@s se incrementa, mejorando los niveles de participación.

El abstencionismo ha sido un compañero permanente de nuestro proceso político. En una perspectiva comparada, México se encuentra entre los países latinoamericanos con mayor presencia de este fenómeno con 41%, en comparación con 56% de Colombia y 47% de Honduras. Que el voto no sea obligatorio ha estimulado que l@s ciudadan@s no se sientan comprometid@s a participar, ya que no hacerlo no les genera sanción o consecuencia alguna.

Estos datos confirman que nuestro electorado aún se siente alejado del proceso político de renovación democrática y que no percibe que votar puede traerle beneficios concretos. La desconfianza hacia las instituciones, que ha crecido de manera exponencial en épocas recientes, se ha traducido en que el interés, particularmente de los jóvenes, se oriente más a otro tipo de actividades que les reditúan por lo menos algún beneficio de carácter lúdico.

No es un accidente que ante los eventos más escandalosos de los últimos meses, la reacción popular más tangible con relación a la política, los políticos y por consiguiente los partidos, sea de repudio, especialmente de elector@s entre 20 y 39 años, sobre todo en zonas urbanas.

BALANCE

La crisis sistémica que está experimentando nuestro modelo de partidos, la cual se sintetiza en la frase de que: “Todos son iguales” es una “manzana envenenada”, que acompañada de campañas electorales llenas de lodo, descalificaciones y spots insulsos e intrascendentes, no logrará atraer a más votantes a las urnas.

Da la impresión de que a pesar de que existe conciencia por parte de los partidos, de que esta elección podría ser una catástrofe en materia de participación, sus acciones demuestran que el abstencionismo no necesariamente forma parte de sus preocupaciones más inmediatas.

Haciendo política a la antigüita y repitiendo la gastada fórmula de discursos huecos, frases demagógicas y genéricas y millones de spots con pocas propuestas concretas, lo que hemos visto durante estas precampañas es poco alentador. Si la tónica no cambia, el abstencionismo podría ser de escándalo.

                Twitter: @pacoguerreroa65

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