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Expulsa la coalición a Alito

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

Los dirigentes del PAN y, el PRD ya no quieren saber nada de Alito Moreno, presidente nacional del PRI. Tanto Marko Cortés como Jesús Zambrano buscan un nuevo interlocutor del tricolor que salve la alianza Va por México.

No confían en el exgobernador de Campeche, quien, descaradamente, desconoció la moratoria constitucional acordada por los tres líderes de la coalición a cambio de que no le quiten el fuero ni lo procesen.

Fue notoria, ayer, la distancia de los dos con Alejandro Moreno en la toma de protesta del priista Esteban Villegas, primer gobernador de la alianza Va por México.

Apenas un quihúbole del panista y ni un saludo del perredista.

Y es que los diputados del PRI, encabezados por su dirigente nacional, votaron a favor de modificar la Ley Suprema para que las Fuerzas Armadas se mantengan en las calles hasta el 2028.

Eso bastó para que se alcanzara la mayoría calificada requerida y la minuta con la reforma a la Constitución pase al Senado. La bola ya está en la cancha de la bancada del PRI en la Cámara alta. Todo indica que no será lo mismo que con los diputados del tándem Alito-Moreira. Ricardo Monreal ha admitido que le falta el voto de 11 o 12 senadores del bloque opositor para que se apruebe.

Hasta donde sabemos, hay diez integrantes de la bancada tricolor en el Senado que van a votar en contra de la permanencia de los militares en las calles.

Si lo anterior se refleja en el tablero el día de la votación, el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea tendrían que regresar a sus cuarteles y bases navales y aéreas en marzo de 2024.

La cosa pinta peor si la SCJN valida la inconstitucionalidad de las cuatro leyes militares aprobadas por la mayoría presidencial —por encima de la ley de leyes— para que la Guardia Nacional pase a control de la Sedena.

* Chucho Zambrano le aseguró a Claudia Flores, esa gran reportera de Televisa (N+), que tiene información de que la dirigencia del tricolor se reunió con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, para negociar que no le quiten el fuero a Alito a cambio del voto del PRI en San Lázaro.

Dijo más: “Yo no me voy a sentar con Alejandro Moreno a firmar un acuerdo y a hacerlo público… Espero que el PRI resuelva pronto su diferendo interno y que con un nuevo interlocutor podamos continuar”.

Marko no se quedó atrás. Habló de “traición”.

En la toma de protesta de Esteban Villegas dijo que ya no habrá relación con la dirigencia de Moreno Cárdenas. “Se perdió la confianza”, subrayó.

* En el seno del tricolor hay muchos lastimados. Saben que sin la alianza con el PAN y el PRD se juegan el registro en algunas entidades. Un distinguido priista, Heriberto Galindo, resume en siete palabras el sentimiento que lo invade: “En el PRI, no todos somos Alito”.

Heriberto fue parte del CEN del tricolor con Luis Donaldo Colosio, María de los Ángeles Moreno, Beatriz Paredes, Genaro Borrego, Fernando Ortiz Arana y Mariano Palacios Alcocer. Trae el partido en sus genes.

Sin pregunta de por medio, nos dijo: “Me siento muy triste, muy mal. Más que deprimido, estoy decepcionado por lo que está pasando en el PRI y por lo que vimos ayer. Pudimos haber esperado hasta enero de 2024 sin problema.

“Urge un movimiento por la dignificación del PRI y su militancia si queremos salvar al partido y congraciarnos con la sociedad que está tan molesta. Debemos decirles que en el PRI no todos somos Alito”.

* Marcelo Ebrard, una de las tres corcholatas del presidente López Obrador para sucederlo, está invitado a inaugurar, junto con Lorenzo Córdova, la Cumbre Global sobre la Democracia Electoral, que organiza el INE, entre otras organizaciones.

No ha confirmado su asistencia.

Interesante saber si va el canciller. Todos sabemos que el presidente López Obrador quiere desaparecer el INE que conocemos y crear uno a modo, a través de la “elección” de los consejeros.

Ebrard tiene la oportunidad de demostrar de qué está hecho. Su presencia en ese foro avalaría la permanencia del INE que, indudablemente, ha hecho un buen trabajo, pero incomodaría a su jefe. Veremos…

El canciller tiene excusa para disculparse. Su chamba es muy demandante. Pero, si va, reflejaría una señal muy positiva.

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