Logo de Excélsior                                                        

La caída del precio del petróleo, ¿principio del fin?

Foro Internacional Anáhuac

Foro Internacional Anáhuac

Por Juan Arellanes*

Las teorías conspirativas tranquilizan. Imaginar que los sauditas controlan el mercado de petróleo y manipulan su producción a voluntad para debilitar a sus rivales, otorga consuelo porque transmite la idea de una infundada situación de “normalidad”. En los últimos siete meses los precios han caído 55%, pasando de 114 a 50 dólares por barril. Los productores (pequeños y grandes, públicos y privados) están sumergiéndose en un universo de dolor de duración incierta. ¿Cuántos de ellos lo soportarán?

Bernstein Research estima que hasta un tercio de la producción por fracking no es rentable en 80 dólares por barril. Morgan Stanley sitúa el breakeven para Eagle Ford (el más importante campo de fracking en Texas) entre 60 y 80. Pero Arthur Berman dice que tales análisis no consideran todos los costos. Asumen un breakeven irreal, deliberadamente bajo, porque necesitan que el dinero siga fluyendo hacia el sector. Hace una semana la texana WBH Energy se declaró en bancarrota. En realidad, las cosas estaban mal desde mucho antes. Continental Resources, el mayor operador en Bakken (Dakota del Norte) tuvo un flujo de caja deficitario de mil 100 millones de dólares en el tercer trimestre de 2014, con una deuda de 120% respecto a su capital. Vendiendo todo lo que tiene no alcanzaría a cubrir sus deudas. Y ello ocurrió con el barril a 93 dólares.

Desde hace años existen opiniones de que el fracking es una burbuja financiera. Ahora hasta The Economist habla de ello: “La mayoría de las empresas invierten más dinero de lo que ganan, maquillando la diferencia mediante la emisión de bonos. La deuda total de las empresas casi se ha duplicado desde el año 2009. Bastantes pueden ir a la quiebra”.

Pero las cosas no son mejores para el petróleo convencional. En julio de 2014, la Agencia de Información Energética de EU deslizó sin altavoces que las 127 compañías de petróleo y gas más grandes del mundo acumularon un déficit de 110 mil millones de dólares entre abril de 2013 y marzo de 2014. El déficit se ha estado cubriendo por medio de deuda, lo que es malo, o vendiendo activos (desinvirtiendo), que es todavía peor. Steve Kopits mostró el año pasado que entre 2000 y 2012 las mayores empresas petroleras pasaron de invertir 50 mil millones de dólares a 262 mil millones anuales, pero en el mismo periodo su producción pasó de 13.8 a 14 millones de barriles diarios (mbd). ¿Qué incentivo hay para invertir?

La conclusión es simple: la industria petrolera necesita precios mucho más altos: no sólo regresar a la banda de 100/120 dólares, sino aún más arriba para disminuir deudas y dejar de descapitalizarse. Pero la economía mundial no puede soportar esos precios. Está ocurriendo lo inimaginable: el petróleo está dejando de ser negocio. ¿O será que la familia Rockefeller decidió abandonar el negocio del petróleo en septiembre pasado solamente por su conciencia ambiental sobre el cambio climático? En el World Energy Outlook de 2013, la Agencia Internacional de Energía advirtió que, en ausencia de inversiones, la producción mundial podría caer a 40 mbd (poco más de la mitad de lo que se produce actualmente) en una fecha tan cercana como 2020.

El Peak Oil nunca se refirió a un mundo en el que ya no habría petróleo, sino a un mundo en que la producción descendería debido a que no sería rentable extraer los recursos remanentes. No se quiso aceptar esa realidad y se optó por huir hacia adelante mediante la burbuja del fracking. Por eso parece preferible consolarse con la teoría de la conspiración saudita en lugar de debatir seriamente los sacrificios que deberán hacerse para lograr una dolorosa transición energética.

*Profesor de Geopolítica de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Anáhuac México Norte.

forointernacional@anahuac.mx

Comparte en Redes Sociales