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Juana la Loca

Félix Cortés Camarillo

Félix Cortés Camarillo

Cancionero

                Y te fuiste a la calle con tacones y bolso y Felipe el Hermoso por el talle…

                Joaquín Sabina, Juana la Loca

 

Esa asquerosa danse macabre, que dos cajas supuestamente refrigeradas repletas de cadáveres putrefactos siguen protagonizando en su deambular por el estado de Jalisco, es solamente un capítulo más que Jean Paul Sartre volvería a llamar Muertos sin sepultura, si se atreviese hoy a escribir nuevamente teatro conociendo este país que su paisano André Breton llamó soberbiamente surrealista.

Pero nos estamos acostumbrando al asombro estupefaciente. Porque resulta que estos 200 muertos, metidos en bolsas negras de plástico que, originalmente, eran para tirar basura, ya no tienen lugar en nuestra realidad, mientras
empleados caminan sobre los reales cuerpos descompuestos.

No tienen lugar ni en Jalisco ni en las fosas nauseabundas descubiertas en Veracruz ni en los tambos de ácido donde los delincuentes diluyen los cuerpos de sus víctimas ni en Nayarit ni en Tamaulipas, donde los migrantes centroamericanos son apilados en otras cajas —estas sin refrigeración— para que casi mueran de asfixia en su afán de llegar a la frontera. No hay vergüenza para esconder a los responsables de estas salvajadas.

Dice el gobernador de Jalisco que para mediados de octubre (!¡) esos cuerpos tendrán un digno sitio de reposo final. Sin que sepamos a quién pertenecen esos muertos, por qué están ahí hacinados pudriéndose, mientras el Estado, como Juana la Loca hizo durante ocho meses con los restos del austriaco Felipe el Hermoso, su marido, recorre los caminos jaliscienses llora que llora por los rincones.

La hija de los reyes católicos migró por su Castilla con el cuerpo de su marido muerto para darle sepultura donde él había decidido.

Por cierto, nadie se ha tomado la molestia de preguntar quién aportó estos muertos de Jalisco, de dónde llegaron estos cadáveres hoy en descomposición. Porque se nos olvida que cada uno de los dos centenares de cuerpos embolsados tuvieron una madre, muy probablemente una mujer o un marido y tal vez descendientes.

Y en todo caso tuvieron el derecho tácito, implícito, legal, a los derechos humanos. Unos derechos que la CNDH usa para lanzar advertencias y exhortos a las Fuerzas Armadas del país, pueblo en uniforme, que arriesga todos los días su vida en las emboscadas que les tienden los huachicoleros, los narcotraficantes, los sicarios y otros integrantes de la crema y nata, de la excelencia, de los mexicanos, que dice Andrés Manuel fueron sacados a las calles por la guerra de Felipe Calderón.

Esto es como en el cine: el de atrás paga.

PILÓN.- No es raro que Andrés Manuel celebre la decisión de que, en las elecciones para el gobierno de Puebla, se acuda a partir del lunes, al voto por voto, casilla por casilla. Eso buscó en más de una ocasión para legitimar su carrera. Si se anulan las elecciones, ya calificadas, con emisión de mayoría emitida, este va a ser un mal precedente para el endeble sistema dizque democrático de este país.

 

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