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Demasiados

Federico Reyes Heroles

Federico Reyes Heroles

Sextante

 

1.- Salarios. Los 108 mil pesos presidenciales pueden tener un sano carácter de ejemplo, hasta allí no hay problema. Pero su imposición puede ser un terrible atropello. Al imponer, se niega la realidad de los mercados laborales con el riesgo de empobrecer la administración pública, se desconocen derechos adquiridos y, por ello, la medida puede ser impugnable jurídicamente, se pisotea la autonomía del Judicial, del Legislativo federal y de los locales, del Banco de México, de los órganos reguladores, INAI, INE, Inegi, INEE, TEPJF, Auditoría Superior, Cofece, IFT, pero también de los altos mandos de las Fuerzas Armadas, entre otros. El sano carácter ejemplar de la autolimitación se convierte en atropello autoritario.

2.- Descentralización. Suena bien, pero hasta allí. Hay decenas de miles de familias involucradas cuyos derechos podrían ser, de nuevo, pisoteados. No se conoce la consulta a las entidades ni el por qué de los destinos y, además, cuesta mucho. ¿De dónde? ¿Improvisación populista?

3.- Personal de confianza. Primero que se sienten y vean las cargas de trabajo y quién lo saca. Si pueden sólo con el personal de base, adelante. Por supuesto que hay excesos, pero el personal de confianza es necesario. 4.- Aeropuerto. Por fin sí, pero sometido a una extraña consulta. Por cierto, ya aparecieron los empresarios cercanos. Qué cinismo. 5.- ¿Consolidación o concentración de las compras? Consolidar es muy útil y evita abusos; concentrar provoca abusos y corrupción. Mejor atiendan las sugerencias de la Cofece, que sí sabe. 6.- ¿Coordinadores administrativos o representantes personales? Sin un estudio claro de los ahorros invocados, la maniobra se ve con visos autócratas, huele a control financiero y político de los gobernadores.

7.- Desaparición del Cisen. ¿Tienen de verdad idea de la complejidad de sus actividades y del prolongado esfuerzo por profesionalizarlas? 8.- Fin al Estado Mayor y regreso de las “Gacelas”. ¿Es en serio? 9.- Secretaría de Seguridad. Hay que intentarlo de nuevo, pero cuidado con impulsar dos secretarías políticas: Segob y Seguridad. Eso provocó la desaparición de la segunda. 10.- Por fin el Papa no participará. ¿No consultaron? 11.-Cancelación de la compra de equipo militar. ¿Ya platicaron con el general secretario y con el secretario de la Marina? ¿Conocen las necesidades para el combate contra los narcos? O quizá es intuición y de nuevo improvisación pura.

12.- El TP01, el principal transporte presidencial, por fin, se queda. Está en arrendamiento y venderlo sería tirar cientos de millones. ¿De verdad no lo sabían? Pero si es información pública, se conoce del arrendamiento desde hace años. ¿Blofearon? 13.- Uso de las mayorías legislativas sólo en lo relevante. ¿Quién define lo relevante? ¿Cómo definirlo de forma consensuada a nivel nacional? Imponer es negar los disensos. O sea que sí es un retorno a la época dorada del autoritarismo centralista. 14.- Confianza institucional en el INE: ¿sí o no o... depende? Cómo es posible que el órgano que condujo la elección “más limpia” de nuestra historia, sea el mismo que comete la “vil venganza” por señalar uso indebido de un fidecomiso. Algo no cuadra.

15.- Fiscal sí, pero a mi modo. El asunto es central para la reducción de la impunidad y de la corrupción. Las expectativas generadas son enormes. El futuro Presidente debe aceptar la convivencia pacífica con las instituciones, con los pesos y contrapesos que conforman al Estado mexicano, incluido el fiscal, el Ejército, la Marina, el Banco de México, el INE, la Auditoría, etcétera. 16.- Conciliación nacional, amor y paz, pero el “complot” sigue. Ahora son Hacienda y el INE los que confabularon en su contra para sancionar a Morena. Un Presidente no puede descalificar instituciones. 17.- No habrá “gasolinazos”, pero sí se incrementará el precio de las gasolinas. ¿¿?? 18.- Diálogo con productores de amapola. No sería mejor primero contar con un proyecto integral de legalización para no entablar diálogo con los que hoy delinquen. La autoridad tiene que cuidar las señales que manda. En qué posición se deja a las Fuerzas Armadas y otras corporaciones que hoy, por mandato de ley, tienen que perseguir esa producción. Mejor legislar y legalizar a partir del 1 de septiembre, cuando entre el nuevo Legislativo. Pero con una estrategia.

Son demasiados. Con vacaciones, hay más de uno por día laboral. Los desfiguros y pifias merman la confianza en la seriedad del próximo gobierno. Quizá lo primero sería dejar la euforia del triunfo y sentarse a estudiar.

 

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