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Reflexión chilanga

Federico Döring

Federico Döring

 

Nuevo gobierno, mismas contingencias ambientales.

 

Resulta casi un déjà vu, esa sensación de estar viviendo algo que ya ocurrió. Pero la explicación es más sencilla que eso: el gobierno suele cometer los mismos errores una y otra vez, y las consecuencias de eso es lo que hemos estado experimentando.

La Ciudad de México lleva acumuladas cuatro contingencias ambientales, el mismo número que se registró en 2017, aquel año en el cual el gobierno tuvo que reactivar medidas como el doble no circula, no circula sabatino y la suspensión de actividades industriales para reducir los índices de contaminación en el medio ambiente.

Pero este año no parece ser distinto, pues apenas hace dos días se levantó la contingencia ambiental que ya llevaba acumulada más de 48 horas.

La lógica dictaría que ante una situación apremiante, las autoridades tomarían las medidas mínimas necesarias para evitar repetir errores, pero en el gran México esto no ocurre así.

Hace dos años la administración en turno fue severamente criticada por lanzar drásticas acciones correctivas sin tomar las previsiones para que esto no vuelva a ocurrir.

Sin embargo, la administración de hoy –de un partido distinto– tampoco se está caracterizando por hacerlo de otra manera e, incluso, no lanza ninguna señal de estarse preparando.

¿Cuáles son las consecuencias? Días con concentraciones de partículas de ozono por arriba de los límites permitidos, afectando actividades públicas y comerciales, así como las restricciones al libre tránsito de los automóviles particulares, los cuales se debe reconocer, aportan cerca del 70% de los contaminantes atmosféricos si tomamos en cuenta los poco más de 5.5 millones de vehículos que hay en la zona metropolitana.

Sin embargo, si la experiencia algo nos debía haber demostrado es que las estrategias a corto plazo para combatir la contaminación no funcionan y, si no me creen, comparemos las contingencias de hace dos años con las de ahora, donde las medidas siguen siendo las mismas.

El gobierno debe asumir un papel clave en la planeación y ejecución de la estrategia integral que abarque la inversión al transporte público (para fomentar su uso), la ampliación de líneas del Metro y el mejoramiento de las actuales (es un medio de transporte limpio), tampoco se ha desarrollado una infraestructura que permita el traslado en otros medios como la bicicleta.

En resumen, no veo ninguna diferencia. Bien podrían continuar las disparatadas e inútiles ideas que impulsó la Secretaría del Medio Ambiente de la CDMX en la gestión pasada o continuar con la pasividad, casi inexistencia, de la actual administración, sumado a la ineficiencia de Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), desde la cual el gobierno federal no ha mostrado su apoyo para combatir los problemas de contaminación.

Los días de ozono siguen acumulándose en la ciudad y al momento no hay ninguna medida en la mesa que, por primera vez, le apunte al largo plazo y no a la acción reactiva y mediática.

 

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