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Daño colateral

Fabiola Guarneros Saavedra

Fabiola Guarneros Saavedra

Mensaje directo

El fallido operativo en Culiacán, en el que se liberó a Ovidio Guzmán, y el asesinato de 6 niños y 3 mujeres de la familia LeBarón provocaron un daño colateral en la relación México y Estados Unidos.

Detrás de esos acontecimientos violentos está el crimen organizado, que opera en total impunidad y con la protección de quienes tienen intereses económicos y políticos de los dos lados de la frontera, como los que permiten y financian el tráfico ilegal de armas (quienes dispararon contra la familia LeBarón usaron armas fabricadas en Estados Unidos), así como la producción y trasiego de fentanilo que está matando a ciudadanos estadunidenses.

¿Qué hace más daño: el tráfico ilegal de armas que está inundando territorio mexicano —se estima que cada año cerca de 213 mil armas de fuego se introducen de contrabando a través de la frontera entre Estados Unidos y México— o la operación de los cárteles de la droga mexicanos que producen, distribuyen y venden drogas de nueva generación en EU con ganancias millonarias? La respuesta es obvia y a quienes toca poner un alto y combatir esos ilícitos son a los gobiernos de los dos países.

Estados Unidos ofreció a su Ejército para combatir al crimen organizado, después la colaboración del FBI y el jueves subió el tono del reproche desde su Congreso y hubo voces que propusieron congelar cuentas de funcionarios mexicanos que no actúen contra los delincuentes.

A los congresistas y agencias del gobierno estadunidenses les preocupa la nueva droga: el fentanilo, un opioide de origen sintético, 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más que la heroína, según lo declaró el subsecretario de Seguridad Pública de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Ricardo Mejía.

La DEA y el propio gobierno de EU han advertido de las cantidades que se trafican (incluso en medicinas falsas o piratas) y de la letalidad del producto: “Todos los días un promedio de 130 personas mueren por sobredosis de opioides”.

Aquí en México, la Secretaría de la Defensa ha reconocido que con 8.46 kilogramos de fentanilo se pueden producir 8.46 millones de píldoras o pastillas y generar 169 millones de dólares aproximadamente.

¿Qué tiene que ver esta nueva droga con los últimos acontecimientos violentos? El fentanilo es el negocio casi exclusivo del Cártel de Sinaloa, lo que le ha permitido sobrevivir, incluso, en la guerra interna con los otros grupos del crimen organizado.

Según informes de la Sedena, Ovidio Guzmán López es uno de los principales exportadores de fentanilo y metanfetaminas hacia Estados Unidos. El primer laboratorio descubierto por las autoridades fue en Culiacán.

Pascal Beltrán del Río, periodista y director Editorial de Excélsior, publicó en su columna (25 de octubre) que de 2018 a la fecha han sido detectados cinco laboratorios, uno de esos fue localizado el 15 de agosto en la colonia La Conquista, a cinco kilómetros de donde fue detenido (y luego liberado) Ovidio Guzmán.

En su columna (Excélsior, 24 de octubre), el periodista Jorge Fernández Menéndez publicó que las autoridades estaban persiguiendo al hijo de Joaquín El Chapo Guzmán desde hace un mes porque él controlaba los laboratorios en Culiacán para procesar fentanilo.

¿Ahora entiende el por qué de las declaraciones de Chip Roy, congresista republicano por Texas? Opinó que debido a la crueldad con que asesinan los cárteles mexicanos, el gobierno de Trump debe equipararlos con organizaciones como el Estado Islámico o Al Qaeda.

En un artículo publicado por el portal The Hill —en el que enumeró los hechos violentos recientes en Coatzacoalcos, Veracruz; Aguililla, Michoacán; Culiacán, Sinaloa, y Bavispe, Sonora—, consideró que mientras organizaciones terroristas operan muy lejos de EU, las mexicanas delinquen más cerca.

El congresista escribió que lo ocurrido en Culiacán “no es un acto aislado”. Y está en lo cierto.

El gobierno de México ha respondido por las vías diplomáticas que mantendrá su estrategia de no combatir al crimen organizado con la guerra. Por eso, Josh Hawley, senador republicano por Missouri, propuso que Estados Unidos debe congelar las cuentas de los funcionarios mexicanos que no actúen contra los delincuentes.

Cuando un grupo criminal ligado al Cártel de Sinaloa emboscó a 16 integrantes de la familia mexico-americana LeBarón (mujeres y menores de edad), el presidente Donald Trump ofreció mandar a su Ejército y atizó su discurso contra los narcotraficantes mexicanos.

Y aunque la diplomacia mexicana se encargó de dejar claro que México se hará cargo de su ropa sucia, Louie Gohmert, congresista por Texas, dijo que Estados Unidos “probablemente debería considerar” que está en guerra contra los cárteles mexicanos. Esto es el daño colateral generado.

 

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