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Violencia rebasó ya todo límite: CEM

Enrique Aranda

Enrique Aranda

De naturaleza política

 Es “modesta”. Cierto: no son iguales… ¡son peores!

Luego del artero asesinato del sacerdote José Guadalupe Rivas en Tijuana y la incursión armada en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe en Fresnillo, Zacatecas, que, accidentalmente, si se quiere, cobró la vida de un menor de tres años, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que lidera el arzobispo regiomontano, Rogelio Cabrera López, levantó la voz ayer para advertir que en materia de uso de la violencia y desprecio del respeto humano, en México “se están rebasando (ya) todos los límites”.

El mensaje de la jerarquía católica que, aunque sólo de manera implícita no parece tener otro destinatario que la autoridad (federal) responsable de garantizar un entorno de seguridad y paz, parte del incuestionable principio de que “nadie puede atentar contra la vida de su hermano y no hay nada que justifique semejante violencia”. Sólo faltó explicar que nadie tampoco puede justificar el uso de la violencia criminal para explotar y someter a la población como, desde el (cada vez más insoportable) púlpito mañanero, pretenden hacerlo ahora Andrés Manuel López Obrador y los suyos, argumentando que también los delincuentes son seres hu­manos… que se deben proteger.

Nada más obvio que para obispos, arzobispos y cardena­les, al igual que para la sociedad entera, el alza que, en lo que va del sexenio, muestran los indica­dores de violencia, el de homici­dios dolosos es ya un escándalo, como evidencian cifras dadas a conocer por la firma TResearch International el pasado 12 de mayo, según las cuales, mientras en los 42 primeros meses de su gestión, el número de aquéllos con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón sumaron 46 mil 167 y 53 mil 319, y se elevaron luego a 74 mil 737 con Enrique Peña Nieto, hoy alcanzan, en el mismo lapso, ¡120 mil 42!

Huelga destacar que, en su mensaje, la cúpula episcopal no omite un llamado a todos a de­poner las armas y acabar con toda forma de violencia, “pues todos podemos ser constructores de la paz” y que, al cierre del mismo, igual ofrecen orar por las autoridades “para que encuentren los mejores caminos de pacificación y seguri­dad” que necesitamos e, igualmente, por los criminales para “que se arrepientan y cambien de vida”.

Así de claro y así de directo. Una exigencia pues de que cada quien, desde su particular trinchera, asuma su respon­sabilidad en la construcción de la paz general y, claro, a los delincuentes para que se arrepientan y cambien de vida…

ASTERISCOS

* Evidencia clara de que las cosas mejoran en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a cargo de Zoé Robledo la sorpresiva inclusión, en los lugares tres y cinco, del Cen­tro Médico Nacional Siglo XXI y del Centro Médico Nacional La Raza que con 60 y 70 años de antigüedad, prestan aten­ción a pacientes del centro y sur del país. Bien…

* Previsible, dado el cúmulo de intereses –económicos y políticos– implícitos y la evidente incapacidad del (des)go­bierno de la impresentable regenta Claudia Sheinbaum, el avance de una eventual reforma orientada a ordenar la pu­blicidad exterior, ésta no tendrá más ganador que Ricardo Escoto, el cuestionado zar de los espectaculares vía publi­cidad rentable…

Veámonos aquí mañana con otro asunto De naturaleza política.

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