Logo de Excélsior                                                        

Leaders Summit on Climate

Columnista Invitado Nacional

Columnista Invitado Nacional

Por Juan Carlos Chávez Fernández

México tiene la gran oportunidad de fomentar su desarrollo social apoyando a Joe Biden en su ímpetu hacia mitigar la crisis climática y sumarse a la tendencia tecnológica y financiera global en boga.

De los 40 líderes convocados a la Leaders Summit on Climate del próximo jueves 22 de abril, Día de la Tierra 2021, varios son adversarios políticos, competidores económicos o enemigos militares.

Joe Biden invitó a Xi Jinping, Vladimir Putin, Ursula von Der Leyen, Tayyip Erdoğan, así como a Andrés Manuel López Obrador y líderes de países especialmente vulnerables a efectos climáticos.

Los objetivos son:

> concertar esfuerzos con las mayores economías en reducir emisiones para mantener la meta de 1.5°C;

> movilizar sectores financieros públicos y privados para apoyar la transición Net-Zero y ayudar a países vulnerables a lidiar con impactos climáticos;

> propiciar beneficios económicos con énfasis en la creación de empleos y tecnologías que reduzcan emisiones;

> exhibir entidades subnacionales y actores no-estatales comprometidos con la recuperación verde;

> proteger vidas ante la seguridad global amenazada por el cambio climático;

> resaltar el rol de soluciones basadas en la naturaleza.

La suerte está echada, que no nos arrepintamos más tarde por no saber lo que estaba en juego, que no echemos la culpa a sexenios pasados por lo que se hizo o no se hizo. El origen de las desigualdades entre personas y países tiene relación con aliarse a tiempo a los líderes que marcan tendencia.

Joe Biden invita a sumarse a esta oportunidad económica que creará muchos nuevos empleos bien pagados, así como novedosas industrias. La década actual será decisiva para corregir la crisis climática, y llegar al 2050 con cero emisiones, de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En preparación a Leaders Summit on Climate, Xie Zhenhua de China y John Kerry de Estados Unidos ya acordaron en Pekín, la semana pasada, mayores acciones para reducir emisiones en línea con el Acuerdo de París, y ayudar a países en desarrollo a financiar su transición energética.

Que nadie se equivoque, estas dos potencias, las más contaminantes del mundo, ya manifestaron su acuerdo en trabajar juntas para resolver la crisis climática, a pesar de sus diferencias militares, políticas y económicas.

Quien no reconozca la oportunidad que no finja después de no haber sido invitado o, mucho peor, denoste a “los poderosos” de no convidar al desarrollo.

Varios componentes de la iniciativa Waxman-Markey de Estados Unidos se revisarán y fortalecerán con metas más ambiciosas de mitigación.

Además de esta oportunidad, para México se vislumbra un posible riesgo. Los Carbon border adjustments (CBA) se convertirán en una herramienta global para equilibrar la importación de bienes entre países según su huella de carbono. Productos con precio menor, pero mayor huella de gases efecto invernadero serán sujetos a tarifas, y la competitividad de los países productores se pondrá a prueba. Ya el Green New Deal europeo aborda esta misma herramienta de compensación.

La reticencia mexicana a tomar en serio la crisis climática puede tener un precio incalculable. No hay disyuntiva, el desarrollo social y la crisis climática tienen agendas gemelas y son parte del mismo proyecto humano.

En diciembre de 2020 la CICC, Comisión Intersecretarial de Cambio Climático mexicana, presentó la versión revisada del NDC, Nationally Determined Contribution, Contribución Nacionalmente Determinada y Programa Especial de Cambio Climático (PECC). Con sorpresa, México no manifestó ambición alguna por reducir sus compromisos de 22% los gases de efecto invernadero y 51% de carbono, y mantuvo una posición más ambigua que progresista al no actualizar los objetivos climáticos del sexenio anterior.

Los mexicanos que queremos vernos representados por nuestro gobierno debemos alzar la voz y manifestar nuestro apoyo y sumarnos a una urgente y vital causa global que de ninguna otra manera podremos resolver más que globalmente.

No tener el apoyo gubernamental no nos detendrá de buscar salvar nuestro planeta Tierra y la herencia que dejaremos a nuestros hijos, nietos y demás descendencia.

El camino justo y sostenible para el desarrollo social es el mismo que el de la crisis climática. El futuro del Planeta Tierra es global, de inteligentes es sumarnos a tiempo a las tendencias que tienen más posibilidad de éxito.

Comparte en Redes Sociales