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La marea roja de América Latina

Columnista Invitado Nacional

Columnista Invitado Nacional

 

Por Imelda Castro Castro

Una nueva ola de democracia y progreso social estamos viviendo en América Latina. Nuevos temas y agendas integran la visión programática de la izquierda gobernante en la región. Es una nueva etapa, donde el estado de bienestar gana terreno a las políticas neoliberales.

Durante la última década del siglo pasado y la primera de éste se vivió un primer ciclo de luchas contra el neoliberalismo: desde la rebelión militar de 1992 en Venezuela, que termina con Hugo Chávez en prisión, y quien llega al poder en 1999; la rebelión indígena en el sureste mexicano en 1994; la llegada al poder de Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil; los Kirchner en Argentina; Evo Morales en Bolivia; Rafael Correa en Ecuador; Fernando Lugo en Paraguay y José Mujica en Uruguay, entre 2002 y 2011, son acontecimientos que reflejan esas luchas por resistir a las políticas neoliberales.

De 2010 a 2020 volvió a tomar fuerza la ola de gobiernos de derecha en la región, apoyados en diversas formas de “golpes de Estado en nombre de la ley”, es cuando tienen lugar operaciones como el desafuero contra Andrés Manuel López Obrador en nuestro país; en Brasil, el Lava Jato contra Lula y, en Argentina, contra Cristina Kirchner; en Ecuador, contra Rafael Correa y la persecución contra el correísmo. Estas guerras judiciales de la derecha también se dieron en Honduras y Paraguay. La permanente agresión contra Cuba y Venezuela, y el golpe contra Evo Morales en 2019.

Durante esa década, América Latina redujo en 5.26% su participación en la economía mundial, pues nuestros países pasaron de tener, en promedio, un crecimiento de 6.5% del PIB en 2010 a tan sólo 1% en 2019, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Esto, aunado al reconocimiento del incremento de la desigualdad, lo que creó en países como México, Chile y Colombia el escenario social para la emergencia de proyectos políticos adscritos a la visión de izquierda.

Es así como en 2018 se abre esta nueva ola de democratización y progreso que continúa dando triunfos a candidatos de izquierda. De esta manera, México, Argentina, Perú, Honduras, Colombia, Chile y, recientemente, Brasil han rechazado a perfiles políticos y gobiernos de corte conservador, vinculados con grupos empresariales, con historial de corrupción y de pertenencia a la clase política tradicional.

En esta región, en la que actualmente viven 668 millones de personas, lo que equivale al 8.4% de la población mundial, la edad media es de 31 años, lo que hace que los principales votantes tengan preocupaciones y malestares globales, mismos que fueron desdeñados por la derecha y el conservadurismo. En Argentina y Chile, por ejemplo, el crecimiento que ha tenido el movimiento en favor de los derechos de las personas de la diversidad sexual y el feminismo son elementos que explican el voto hacia candidatos más abiertos a estas agendas. No olvidemos que, de quienes eligieron como presidente a Gabriel Boric en Chile, el 63% fueron mujeres y 3 de cada 4 votantes, jóvenes, con una plataforma de campaña basada en conceptos como inclusión, igualdad, diversidad, democracia y medio ambiente.

Los actuales gobiernos de izquierda también están mostrando la apertura a la participación de la iniciativa privada, junto a la inversión pública. Atrás quedaron las concepciones ideológicas estatalistas. También estos gobiernos no apuestan todo a la dependencia de las materias primas y son plenamente receptivos con el capital extranjero, siempre y cuando éste no afecte la soberanía económica del país receptor.

El caso de México es interesante en este aspecto, pues si bien en años recientes se ha dado una lucha desde el actual gobierno por restar preponderancia a las empresas energéticas extranjeras, nuestro país ha tenido uno de los mayores flujos de Inversión Extranjera Directa en la región, y el presidente Andrés Manuel López Obrador ha buscado el establecimiento de alianzas clave con la iniciativa privada. Por supuesto que esta tendencia se da también en el conjunto latinoamericano actual y que, incluso, las acciones de las empresas de estos países han mostrado un incremento significativo en los últimos meses.

En suma, los políticos que lideran la actual América Latina “roja” tienen la responsabilidad de demostrar que pueden reparar los agravios que la corriente neoliberal causó en las poblaciones del continente, pero también que están dispuestos a dar seguimiento y llevar a buen puerto los temas más modernos y progresistas de las sociedades actuales.

Sólo ello hará que dicha ola sea de efectos prolongados y se asiente con firmeza el nuevo estado de bienestar en América Latina. Es de privilegiados vivir estos tiempos.

 

 

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