Logo de Excélsior                                                        

Ciudad de México, reconstrucción solidaria

Columnista Invitado Nacional

Columnista Invitado Nacional

 

Por Fadlala Akabani
Secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México.

 

Nuevamente, este mes nos ha traído el amargo recuerdo de una fecha trágica para la memoria colectiva de la Ciudad de México, el 19 de septiembre; también, volvió a dejarnos claro el hecho de que nuestro país se ubica en la zona donde confluyen 5 de las 17 placas tectónicas que conforman todo el planeta, por lo tanto, gran parte de su territorio se encuentra inmerso en continua sucesión de procesos geológicos que a nuestra escala humana representan sismos.

Aún un recuerdo doloroso en la memoria de las y los capitalinos, resultan las pérdidas y los días de incertidumbre tras el fatídico 19 de septiembre de 1985. Desde entonces, hemos adquirido experiencia en simulacros y manejo de la situación, rescate y protección  civil, así como la única infraestructura que abarque toda una ciudad (mediante un sistema de altavoces que replican la alerta sísmica, enlazados con el Centro de Comando Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano, C5) a nivel nacional; si bien, ciudades como Puebla, Acapulco, Oaxaca o Toluca, que cuentan con sistemas similares, su alcance es aún incipiente, incluso zonas metropolitanas tan importantes, como la de Guadalajara, no cuentan todavía con sistema alguno.

Quizás es el propio peso de todo ese camino andado, el que hace incomprensible, tanto el grado de daños materiales como la sensible pérdida de vidas humanas, además de añadir un nuevo factor a partir del 19 de septiembre de 2017, el de la desesperación colectiva.

Ambos sismos representaron un cisma político en la Ciudad de México; actualmente resalta como un factor destacable que el primero (1985) dejó un escenario idóneo para el surgimiento de nuevos modelos de organización popular en la capital del país, que fueron clave para para la reforma política de 1997 que permitió a los capitalinos la capacidad de elegir democráticamente al Poder Ejecutivo local por primera vez en casi 70 años.

En tiempos que han resultado complejos, desde la pandemia, llegamos a septiembre de 2022 con la firme convicción de mantenernos alerta y continuar fortaleciendo nuestra cultura de la prevención, sin embargo, el grado de condicionamiento aversivo tras el 2017, ha llevado, incluso, a que algunos ciudadanos rechacen la realización del simulacro, pues basta con el sonido de la alerta sísmica para alterar el sistema nervioso de miles de ciudadanos.

Realmente no es para menos, las heridas que dejó el terrible sismo de septiembre de 2017 aún continúan abiertas. Fue quizá la última confirmación de que el entonces jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, había traicionado, no sólo a un grupo político, sino a los habitantes de la capital que depositaron en él su confianza; en pocos años Mancera dilapidó el capital político con el que contaba a través de acciones serviles y una patética subordinación al gobierno federal, encabezado por Enrique Peña Nieto, que era repudiado por la mayoría de los capitalinos.

Sabedor de que no contaba con la fuerza para abanderar la candidatura presidencial de Por México, al Frente (PAN, PRD y MC) y sin compromiso por la ciudad que debía gobernar, Mancera y su entorno más cercano despreciaron la reconstrucción tras el sismo del 19 de septiembre de 2017, que no fue más que un gasto burocrático infructuoso, un deleznable acto de simulación política y dispendio de recursos públicos. Comisionado de la Reconstrucción por ManceraÉdgar Tungüí continúa recluido y bajo proceso penal, acusado por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México por los delitos de uso indebido de atribuciones y facultades, asimismo es imputado el delito de desfalco al erario público por más de 40 millones de pesos destinados a la reconstrucción de viviendas. La respuesta de Mancera fue la indiferencia y el desvío de recursos, pues no entregaron una sola vivienda pese a haber recibido 3 mil 600 millones de pesos provenientes del Fondo de Desastres Naturales, el famoso Fonden que tanto extrañan los opositores a la Cuarta Transformación.

La aprehensión de Tungüí, así como la de otros altos funcionario representa una lucha activa de la jefa de Gobierno para romper con una dinámica de impunidad para los altos funcionarios, a su vez, la imposición de sanciones a entidades de la administración pública local, como secretarías y alcaldías, e inhabilitaciones de funcionarios de nivel medio para impedir su reincorporación al servicio público son la concreción de la transformación de la vida pública en la capital.

A cinco años de la tragedia, podemos decir que la reconstrucción encabezada por Claudia Sheinbaum ha sido un proceso solidario que puso al centro el bienestar de las familias damnificadas, se trata de un logro colectivo, producto del esfuerzo conjunto entre autoridad y ciudadanía. Hasta el momento se ha atendido al 83% de las 22 mil 187 viviendas afectadas, han sido entregadas 13 mil 160 viviendas, 5 mil 415 están por ser terminadas y 3 mil 313 ya han iniciado sus obras.

Comparte en Redes Sociales