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Esta alarma es para todos nosotros

Columnista invitado Global

Columnista invitado Global

Tal Itzhakov

Agregada de Cultura y Prensa de la embajada de Israel

 

Recuerdo la Segunda Guerra del Líbano en el verano de 2006 como si fuera hoy, una niña de 15 años que cada vez que escuchaba una alarma corría, asustada, a un refugio en su casa en Afula, una ciudad en el Distrito Norte de Israel.

Durante años, mi corazón latía con fuerza cuando escuchaba un sonido que parecía una alarma, tenía que recordarme a mí misma, una y otra vez, que era sólo el ruido de una motocicleta al encenderse o el sonido de fuegos artificiales que simbolizan una celebración.

La terrible explosión en el puerto de Beirut, el pasado agosto, ciertamente no fue una celebración. Doscientas personas murieron, miles resultaron heridas y un cuarto de millón se quedaron sin hogar.

Si todavía había dudas sobre las enormes reservas de armas de Hezbolá y su peligro para el público, la explosión en el depósito de armas en la aldea de Ein Qana, en el sur de Líbano, hace un mes, reveló de manera inequívoca a la comunidad internacional la conducta cínica y criminal de la organización.

De hecho, Hezbolá está colocando bombas en todo el Líbano, usa al pueblo como escudo humano, no sólo pone en peligro a la sociedad civil, sino la estabilidad de toda la región.

El control que la organización terrorista tomó en el sur del Líbano le permitió atrincherarse deliberadamente con su sofisticada infraestructura militar, transformando el área en un sitio de lanzamiento contra Israel.

El programa de desarrollo de misiles de precisión, bajo la dirección y el patrocinio de Irán, produce proyectiles que son capaces de llegar a todas las áreas de Israel y están diseñadas para apuntar a lugares estratégicos, crear destrucción masiva y causar víctimas civiles a gran escala.

Israel no quiere dañar al pueblo del Líbano, pero Irán sí. Hezbolá, que es apoyado, financiado y dirigido por Irán, es el culpable de la difícil situación económica y política del Líbano.

La organización es responsable de que el Fondo Monetario Internacional no haya brindado asistencia a la economía libanesa que colapsaba. Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, se opuso a las reformas de transparencia y supervisión externa que podrían perjudicar su influencia.

Israel, por otro lado, continúa en la búsqueda de la paz en la región y da la bienvenida a la mediación estadunidense para regular la frontera marítima entre Israel y el Líbano que, si se implementa, abrirá nuevas posibilidades de desarrollo económico y contribuirá al bienestar del Líbano y la región.

No se confundan al pensar que la amenaza de Hezbolá sólo concierne al Líbano o Israel. La organización tiene una larga historia de terrorismo en todo el mundo, y así como atacó Beirut, Buenos Aires, Panamá, Arabia Saudita y Bulgaria, también podría atacar a inocentes en otros países.

Muchas naciones del Golfo Pérsico, Europa y América ya han reconocido que Hezbolá no es la solución, sino parte del problema.

En enero de 2020, Honduras y Colombia se unieron a Argentina y Paraguay al definir a Hezbolá como una organización terrorista. Entre los países europeos, Alemania, Lituania, Letonia y Kosovo se han unido recientemente a Reino Unido y los Países Bajos, y también continuaron por esta misma dirección.

La amenaza no debe aceptarse como un hecho. Ahora es el momento de que más países hagan lo correcto, no lo fácil, y designen a Hezbolá como una organización terrorista.

No evadir la responsabilidad de hacerlo, abrirá la posibilidad de tiempos mejores en Oriente Medio y mayor seguridad para todo el mundo.

¡Háganlo antes de que ocurra la próxima tragedia! Esta vez no es sólo una alarma para mí o para Israel, esta alarma es para todos nosotros.

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